9.01.2011

EL “OTRO” MEDIO AMBIENTE


¡Buenos días, buenas tardes o buenas noches!...... según sea el caso, en que la faena de la investigación (cof cof), les permita leer esta mezcla de vocales y consonantes, que con intención de comunicar algunos pensamientos, se unen para dar paso a mi primera intervención (3582 advertencias previas) en este…… “exquisitísimo” blog.

Ahí vamos entonces, en la temática de “lo ambiental”, es evidente la gran cantidad de posturas y maneras en que se trata su intrincado y complejo “saber”. Máxime, si se trata de encontrar la adecuada relación para su entendimiento en “el universo de lo arquitectónico” (parafraseando al modo en que una empresa “gringa” de “wrestling”, demarca su “quehacer”, y renombra a sus seguidores alrededor del mundo).

La complejidad ambiental, abre un campo también infinito de interrelaciones entre lo real y lo simbólico, que no llegan a completarse en su conocimiento y en el trato entre distintas disciplinas. El ambiente en algún sentido, involucra la totalidad de las condiciones externas, que impactan en los procesos que busca explicar una ciencia y es el campo de lo real donde revierte sus efectos. [Leff]

De este modo la arquitectura se convierte en el otro ambiente, EN EL DEL HÁBITAT: “el hábitat es el espacio donde se forja la cultura, se simboliza la naturaleza a la naturaleza y se construyen los escenarios del culto religioso” [Leff], de un modo particular se podría interpretar, que la cultura se convierte en el medio (entendido como el instrumento), a través del cual se conforman los objetos arquitectónicos que a su vez han de construir el ambiente.

Es este habitar, conjuntamente con otras actividades, uno de los modos más antiguos, que el hombre haya buscado para darle identidad y significado a su entorno natural inmediato. De este modo la transformación no podría ser calificada como un proceso de destrucción,según lo comenta el economista Enrique Leff, sino hasta el momento que emerge una particular forma de apropiación del medio, en el proceso civilizatorio, que rompe los equilibrios fundamentales entre la cultura y la naturaleza (podemos ya reconocer o pensar en algunas de ellas mientras leemos el texto).

Afortunadamente la naturaleza misma, tiene la capacidad de asimilar ciertas transformaciones, sin embargo, esta condición reconstructora se ve mermada muchas veces, paradójicamente por el progreso del conocimiento, que avanza desconociendo y subyugando saberes por la negación de la naturaleza y de las condiciones ecológicas de sustentabilidad por las de la racionalidad económica.

Finalmente es preciso aclarar que, no solo la intervención arquitectónica o física en cualquiera de sus manifestaciones, modifica el medio natural, la naturaleza propiamente se encuentra en un proceso de cambio permanente, y esto, se convierte, tal vez, en el único hecho irrefutable de “lo natural”, sin embargo, se debe ser sumamente reflexivo en la profesión arquitectónica, de que innegablemente se ha fallado en algunos aspectos a los cuales perversa y caprichosamente no les aplicamos los límites necesarios. Así pues, nuestro medio ambiente arquitectónico (”el otro”), no se regenera como el natural, no hablo de estilos, posturas, ciertas tendencias o movimientos de alguna determinada época, sino, del objeto formal, que cual índice de natalidad, puebla cada vez más y más, sin detenerse a pensar si lo está haciendo de la manera correcta o es participe de un plan elaborado a conciencia.


En la imagen superior (entiéndase la de arriba), el arquitecto Mitchell Joachim, que forma parte del MIT Media Lab’s Smart Cities Group, propone crear casas con árboles vivos.Las proyectadas son viviendas completamente ecológicas que no solo preservan el medio ambiente sino que hasta podrían limpiar el aire. La construcción se basa en un antiguo método en el cuál los árboles y arbustos se trenzan y forman estructuras firmes que permiter moldear las paredes y techos. Fuente:www.juliangallo.com.ar