12.21.2011

Star Trek (Revisited)



Parte 1




Parte 2



Una breve parodia a una de mis series favoritas de niño, este trabajo fue realizado como entrega a uno de los cursos impartidos en la maestría de arquitectura de la UNAM, referente al seminario de Cinematografía y PUAC, impartido por la Dra. Consuelo Farías... en dicho vídeo se hace un brevisimo (pero brevisimo) análisis, a una de las estaciones del metro de la ciudad de México, la cual es San Lázaro, en el cual se trata de hacer mención hacia los múltiples flujos encontrados en dicha conexión urbana-arquitectónica, y su incapacidad para responder a las necesidades de los usuarios de este transporte publico, que en su momento fue de avanzada, pero que contemporáneamente ha quedado superada, por lo que es el monstruo densifico de la misma ciudad...

Espero les haya gustado y por lo menos les haya sacado una breve sonrisa, que fue otra de las intenciones en la realización de este vídeo...

Namaste!

12.16.2011

¡Herramienta!

Me tope por allí, con este pequeño vídeo que explica la fabricación de los lapices Staedtler, personalmente me encantan esos vídeos tipo Koyaanisqatsi, donde a los procesos de producción (o actuación) se les da un toque casi biológico y natural, y se observa como todo va encajando perfectamente... Con respecto a los lapices, seguro más de uno, si se quiere decir a si mismo: "Arquitecto" (lo que sea que esto signifique), lo ha usado, para dibujar, no para diseñar, que no son lo mismo (y hago la invitación a los demás participantes de este intento de blog a tratar de apuntar o señalar las diferencias entre ambos términos...). Sin más los dejo, con el pequeño videito, y espero que los deleite igual que como lo hizo conmigo... (Como recomendación final, les sugiero ponerle mute, al vídeo para no escuchar a la señora, y en cambio,  acompañarlo con música del buen Philip Glass...



Fascinante la creación de lo que es un simple lápiz...

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Por cierto, algo que debería considerarse un sacrilegio, una ofensa, una calumnia, una mentada de madre, pues, para un (supuesto) blog de arquitectura como lo intenta ser éste, es el haber pasado por alto el cumpleaños de uno de los grandes (en todo el sentido de la palabra) arquitectos contemporáneos, Oscar Niemeyer, quien ayer, cumplió la centenaria suma de 104 años... que por supuesto no deben ser difíciles de cumplir al tener la promesa de continuar observando esto en las playas brasileñas...



Niemeyer nos ha legado una gran cantidad de obras de gran calidad, como por ejemplo lo podrían ser:


El ojo de Horus (el que todo lo ve):




El OVNI:




La cosa esa:




La corona de espinas:




La lengua de los Rolling Stones:




El ojo de Horus (otra vez):




La mano de Elvis Christ (con la captsup incluida):




¡Entre muchas otras más!


Si ya se, soy un irrespetuoso, pero bueno, si blasfemo con dios (si, con "d" minuscula), por qué no hacerlo con el buen Niemeyer...

Feliz cumpleaños Niemeyer, si algo te admiro es tu capacidad para vencer a la muerte (por ahora), espero vivir la misma o una mayor cantidad de años que tu...

¡Felicidades!

12.14.2011

Imperceptibles...





El problema con nosotros y el universo, no es que seamos insignificantes... si no que, más bien... somos imperceptibles...



La diferencia entre lo insignificante y lo imperceptible, es: una hormiga, en un hormiguero, puede significarte algo... puede significarte un terror y una lastima matarla, o te puede ser indiferente, puedes pisarla y seguir caminando sin ningún remordimiento, de cualquier manera te significaría algo, o la ausencia de ese algo...

Lo imperceptible es aquello de lo que ni siquiera das cuenta... aquello que no percibes... aquello que nunca pasa por tu cabeza... aquello de lo que ni siquiera das por hecho... lo imperceptible, es, en un sentido relativo, inexistente...



Como nosotros con el universo...


Así que, por qué dejar atrás todos esos miedos y preocupaciones, todo lo que te atormenta, todo lo que no te deja sentir, pensar, decir, hacer, y que verdaderamente quieres lograr... por qué no disfrutar del pequeño instante de vida que este maravilloso universo te ha regalado, y dejar de preocuparse por todo... y so(ó)lo vives... así, como eres, imperceptible... Porque finalmente, lo que hagas o lo que dejes de hacer, no cambiara en nada, toda la extraordinaria maquinaria universal, todo va a seguir su curso, tal cual, y finalmente, cuando estés muriendo, por fin te darás cuenta, de que no vale la pena molestarse tanto, si sólo estamos de paso... así que por qué no so(ó)lo vives... así, como eres, imperceptible...



Pero feliz...









11.27.2011

Creo que todo ha sido una ficción...

Desde una ventana que me atormenta con su luz cambiante y cegadora, encuentro lo generativo de la vida. No hay dolor ni pena en esta habitación podrida. Sólo el encuentro de mi ser con el modo en que creamos el mundo. Ya no hay dudas sobre ello, todo esta determinado, todo es producto de el algoritmo. Pero está tan oculto, tan bellamente maquillado, que no lo percibimos con nuestros primitivos sentidos, con nuestro rudimentario cerebro. Sólo somos parte de un mecanismo que nos utiliza como piezas sin razonamiento. Y aunque nos demos cuenta de ello, el mismo mecanismo nos enamora, nos deleita, nos pervierte. Y estamos en él, como hormigas sin voluntad, esperando la monstruosa lupa que venga a quemarnos con un rayo de luz concentrada.

Somos tan simples como el más nimio de los insectos; no importa que tan instruidos seamos, que tan perspicaces o que se nos catalogue de inteligentes. Hay un momento, una situación, que lo cambia todo. Sucumbimos ante nuestras reacciones químicas, ante lo que nos ordenan nuestros deseos más instintivos. Es ahí donde estamos de frente a nuestra insignificancia, a nuestra poca voluntad o la falsedad de nuestros conocimientos, de nuestro compromiso. Somos abejas, buscando polen y clavando aguijones suicidas a quien creemos nos va a lastimar, construyendo nuestras colmenas igual que hace miles de años, que no han cambiado por más que las adornemos.

Y mientras buscamos explicarnos esta complicación, no nos percatamos que también somos parte de ella. Encontramos datos, creamos dibujos que significan sólo una parte de la realidad, les damos valores y contamos cadáveres. Si hubiera una forma de representar aquello que jamás ha sido representado, tal vez encontraríamos la explicación, nuestra explicación.

Y mientras tanto, yo, la ficción, el mito, la mentira, sólo busco quien me crea. Busco ver con las manos, sentir con los ojos, escuchar con la lengua y oler con el oído, encontrar lo extraño en lo cotidiano. Te busco a ti, incauto. A ti, que lees estas palabras, que te confunden, que te significan un carajo o que te lo significan todo.

Créeme, por favor, o simplemente moriré en el olvido.

11.17.2011

Sinestesia "arquitectónica"




Sócrates
Que sucede, ¿por que estas ahí? Sentado, sin moverte. Sólo miras ese papel que tienes en la mano.

Arquitecto F
No lo miro, lo escucho. Escucho mis pisadas sobre un camino de grava, ese que imagine tanto tiempo en el ayer. Escucho el sonido de la puerta crujir, del agua hervir. Y también escucho los muros, esos que construí con tanta insistencia, y que ahora se derrumban ante mi en este papel.

Sócrates
¿Como es posible que escuches cuando miras? No será, que te basas en el recuerdo de lo imaginado y lo que te representa ese mugroso pedazo de papel.

Arquitecto F
No lo creo. En mi todo eso que te parece absurdo, es como percibirlo, como estar ahí. No se si tenga que ver con todos esos años que me la pase imaginando cosas que nunca se construirían, pero hoy tengo la posibilidad de escuchar este trozo, mugroso como dices, de papel.

Sócrates
¿Y que mas puedes percibir?

Arquitecto F
El sabor. Pruebo la exquisitez de esas albóndigas con caldo y arroz, de aquel pollo con crema de chile poblano. Y todo esta ahí, adherido a estas imaginarias paredes, a esta cocina que nunca se construirá, a ese bello comedor que nunca tendré derecho de habitar.

Sócrates
Se me hace sumamente increíble que te sea tan fácil pasar el tiempo pensando en algo que nunca fue, que nunca ha sido, que nunca será. Y mas increíble se me hace el creer que puedes escuchar y probar, a través de los ojos. Por que eso es lo que me estas diciendo.
Arquitecto F
No sólo eso. Puedo sentir a través de los ojos. Puedo verme con calor en una tarde de verano en mi habitación. Siento el agua tocar mi espalda en la regadera, y la temperatura agradable de primavera en el gran pasillo empedrado del acceso.

Sócrates
Pero ¿no piensas que al estar ahí, sentado, imaginando que lo imaginario existe, que lo escuchas, que lo pruebas, que lo sientes, te separas de la percepción tangible, esa que compartes con todos los demás humanos?

Arquitecto F
No. Esto se volvió tan vívido, tan variado y tan perceptible que se erige como mi realidad, como la manera en que me relaciono con los humanos. Fuera de mi imaginación, todo es tan irreal. Lo aborrezco. Prefiero las sensaciones que me produce mi pequeña casa imaginaria, aunque sé, que solo soy yo y mis pensamientos.

11.07.2011

La ventana




Me desperté con el pensamiento de que sería un día como cualquier otro; tenía apetito de rutina. Nada más distante de lo que me esperaba. Ahí estaba esa maldita ventana de nuevo, donde no debiera. Esto ya es tan común que no se por que me molesto tanto. Al abrir los ojos supe que algo no estaba bien, simplemente la luz incidía de una manera extraña. Esto ya me había pasado hace algunos años, pero ahora es cosa de todos los días.

El hecho es que la ventana no está donde solía estarlo; ahora se encuentra a mi lado derecho, cuando toda la vida ha estado al izquierdo. La puerta también se ha movido, como burlándose de mí, recordándome que al parecer ya no tengo memoria. Lo curioso es sin duda, que cada mínimo detalle, cada sencillo objeto es tal como lo recuerdo: está mi pequeño cactus, los retratos de esa mujer que tanto significa para mí y el libro que comencé a leer la semana pasada.

Es sólo que los muros, la puerta, la ventana y la colocación de todo no concuerda. Son los mismos muros, los mismos colores, los mismos objetos, la misma puerta y la misma ventana, pero nada está donde debería. Siento como si mi vida se reconstruyera a diario. No puedo encontrar las cosas cuando lo deseo, e incluso si lo hago, están en lugares donde no me gusta que estén.

Como quisiera que esto cediera, que las cosas dejaran de moverse. Recuperar los pequeños detalles de mi vida y no despertar día con día en lugares que no recuerdo. Ya no soy el habitante de estas paredes, de esta ventana. Soy su simple usuario, que consume la habitación sin voluntad alguna. Ya no me identifico con este lugar.

Por lo menos tengo el consuelo de que aunque todo se genera aleatoriamente, yo y los objetos que me poseen somos constantes: todo se mueve, pero nunca falta nada. Pero a pesar de saber que no pierdo mis objetos a diario, es tan difícil saber quien soy en estos días.

10.21.2011

History is...

¿Qué?....... Sobre el paradigma de la sustentabilidad

“Sólo cuando se cambia de enfoque se descubre algo importante…”
[Alexander Mitscherlich]

Hoy en día, vivimos una era de comunicación avasallante, en la cual es muy difícil, no darse cuenta de lo que acontece a nuestro alrededor. En este sentido, resulta común escuchar en diversos ámbitos de nuestra cotidianidad, la palabra sustentable o sostenible.

Pero, ¿Qué significa esta expresión?, y ¿Qué mensaje nos quiere transmitir? En principio, la sustentabilidad podría parecer un término bastante sencillo de comprender, sin embargo, es algo que necesita de una atención por demás cuidadosa y reflexiva.

El primer acercamiento, es la expresión que define a la sustentabilidad como el “Satisfacer las necesidades y las esperanzas del presente, sin comprometer la capacidad de satisfacer las del futuro” empleada en el informe "Nuestro futuro común" que la ex primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, dirigió por encargo de las Naciones Unidas en 1987, y que fue uno de los pilares conceptuales de la Cumbre de Río de 1992. La sustentabilidad se trata entonces, de la construcción de un nuevo paradigma, la necesidad de procesos creativos que utilicen herramientas analíticas, acordes a un nuevo orden ambiental en el planeta.

El “paradigma sustentable”, como algo significante de la crisis ambiental, trata de desentrañar los conflictos en la relación naturaleza-sociedad. Hace referencia al tema de nuestro tiempo, de lo que está por venir, y con ello claro, la respuesta que adopta la cultura moderna en diversos círculos productores, como el de la tecnología, la economía (el marco en que nace) y por supuesto algo que me ocupa al igual que a varios participantes del blog, la ARQUITECTURA.

De este modo, la problemática en el tema de “lo sustentable”, más que dirigirse a un solo orden cognoscitivo, es encaminado a ejercer una intervención transdisciplinaria, en donde las diferentes ramas puedan formular preguntas conductoras que desplieguen un análisis más elaborado en la conformación de la hipótesis del problema.

En este sentido, la arquitectura y por ende el diseño arquitectónico, tiene un compromiso más fuerte, (y no es que no lo haya tenido antes) de poner atención en las variables de orden ecológico, social y económico, determinantes en la transformación del contexto sustentable.

El papel que debe afrontar el arquitecto tal vez, es el de considerar los escenarios de la cotidianidad, ayudado no en todos los casos por el uso de tecnologías para resolver problemas actuales, definir las metas a futuro, teniendo en cuenta como aspectos fundamentales, la salud física y mental del individuo, su entorno social y ambiental. Adentrase en este tema resulta fascinante y es motivo de importante consideración por parte de las ciencias de Innovación y Diseño.

Grupos sociales en general, científicos, intelectuales, organizaciones no gubernamentales e instituciones internacionales de cooperación, han sido responsables de impulsar estas medidas que impactan en la conciencia humana y toman eco cada vez más, a lo largo y ancho de todas las regiones del mundo.

El término sustentabilidad puede referirse a varias cosas: a un sistema de agricultura, a la recolección de madera y los productos del bosque, a como nos deshacemos de desperdicios humanos, como manejamos un programa de salud, o hasta como un hogar o una nación maneja su propia economía. En cada situación la pregunta es la misma, ¿podemos seguir haciendo lo que estamos haciendo, de la misma forma, para siempre?

Que el sistema sea sustentable en un área no significa que lo será en otras. Cada comunidad, cada zona, cada industria, tendrá que examinar con mucho cuidado sus propios métodos y decidir conscientemente si son sustentables o no. Para muchos autores, lo Sustentable actual es un marco de referencia que nos indica, observar la acción humana, en el momento de su tiempo, en su cultura, en su lugar.

La planeación vista como el proceso a través del cual, se analiza la situación presente (dónde estamos), se establecen objetivos (dónde queremos llegar), y se definen las estrategias y cursos de acción (cómo vamos a llegar), debe sugerir la constante revisión de la practica arquitectónica.

El futuro sustentable, citando al arquitecto argentino Rubén Pesci,
"...requiere la duración, el juego repetido, la responsabilidad del día siguiente. En esta situación solo las estrategias cooperativas permiten jugar con resultados positivos. Nuestro presente nos pide un comportamiento paradojal, nos pide ciudades en un mundo que nunca fue tan metropolitano, nos pide cambiar para dejar de cambiar todos los días, nos pide amar al otro en un mundo buenazo en el cual debemos sufrir el amor desde la obligación, nos pide un erotismo poético en un mundo inundado de pornografía transgresiva."
Parte de este breve texto, es referido en el trabajo que he estado desarrollando, en el taller de investigación de la maestría, y del cual compartiré más adelante, algunos otros temas. Para finalizar esta participación, me gustaría señalar, que el entendimiento que se tenga sobre este tema es muy amplio y que se construye día a día, mediante las reflexiones, críticas y saberes que tengamos todos al respecto. Pero que sin duda, cada vez que hablemos sobre ello, o cualquier otro tema, se aporta en gran medida, a la comprensión de nuestra práctica arquitectónica.

Gracias por brindarle a esta publicación parte de su tiempo.

Arq. Luis Miguel Alvarez Espinosa

10.19.2011

Los modos de producción

Laboro ergo sum...
[Trabajo(produzco), luego existo...]

De principio creemos que es necesario aclarar a que pretendemos referirnos con el término producción, para evitar caer en el entendido que todo lo puede ser. Para ello, anclamos el presente documento a una definición precisa que parece delimitar la acepción de esa idea de producción, y que nos permite identificar cuales podrían ser los modos en la que esta se manifiesta dentro del quehacer arquitectónico.

Esta acepción se encuentra ligada a la definición que nos propone Don Karl Marx, ese multidisciplinario alemán reconocido mayoritariamente por su extenso trabajo sobre el capital. En su obra él describe las condiciones necesarias para que una acción humana sea considerada como producción. Realiza esto mediante su delimitación, permitiéndonos distinguir lo que es una producción de lo que no lo es. Argumenta que ésta sólo es posible con un instrumento, así sea tan simple como la mano; que requiere de un trabajo pasado, así sea tan sencillo como el ejercicio repetido que se ha desarrollado y acumulado por parte del ejecutante en el referido instrumento.
En este caso, podríamos reflexionar sobre algunas consideraciones al respecto las cuales parecen omitirse del argumento, tal vez no por el autor, sino por nuestra propia interpretación. Una de ellas en referencia a las cualidades de dicho instrumento, y sobre todo, a una necesaria materialidad de este. Marx menciona la simpleza del instrumento, como lo es la mano, y esto lo interpretamos como una necesaria condición si ne qua non de materialidad, y por lo tanto, tendríamos que descartar como producción aquello que se genera en el plano del pensamiento; es decir, si no se exterioriza mediante el uso de una herramienta y se acumula a través de un trabajo, sencillamente no puede ser considerado como una producción.

Esto limitaría entonces la condición de la producción en general, exclusivamente a aquello que es posible comunicar, que adquiere un cierto valor de intercambio, dejando de lado aquello que consideraríamos como producción intelectual. Pero no al afirmar esto, descartamos el valor intelectual de la producción, sino que esa producción “intelectual”, que se da en la cognición, al carecer de una exteriorización, no puede tener valor como producción como tal. También habría que argumentar en estas líneas, que el lenguaje y el dibujo también son herramientas, y por lo tanto, podemos describir una producción particular en ese sentido, pero no arquitectónica o de diseño todavía.

Finalmente y básico para entender la producción en general, es lo que plantea el mismo Marx entorno de su concepto del consumo, el cual intentaremos desglosar de la manera mas sucinta posible. Una producción cualquiera, independientemente de la intención con la que sea generada, sólo puede ser considerada como tal cuando es consumida. Si una producción se realiza, digamos para estar ad hoc con nuestro campo, un edificio destinado a ser vivienda, sólo será una producción como tal cuando sea habitada, cuando se convierta en una casa. Esto es, que la producción solo es tal, cuando llega a su clímax, que es el consumo.

La producción determina el consumo en tanto que le proporciona el producto consumido; la determina porque establece la manera en que el producto ha de ser consumido. Entonces la producción no solo genera una particular condición material, sino que a su vez también genera al “sujeto” consumidor propicio para esa condición material, independientemente de si la producción será o no consumida, condición externa e indiferente para la existencia de esa producción especifica.

Desde el sentido del consumo, este también condiciona a la producción de dos maneras, que son próximas a las de su contraparte. Determina a la producción, en tanto su producto solo es producto hasta que este es consumido, y en una segunda instancia, caracterizando a la producción como necesidad, en tanto esta última es percibida como tal cuando es consumida.
Hacemos mención de estas condicionantes generales de la producción, porque pensamos que ayudan a establecer un particular entendimiento alrededor de producciones particulares, como lo pueden ser la del diseño o la de lo arquitectónico. A falta de espacio y profundidad en la extensión de este documento, dejamos abierta la reflexión entorno a ello.

De la producción del diseño

Reflexionando entorno a la actividad propia del diseño, la pregunta que nos interesa es si existe un campo de producción específica de este, pregunta que nos plantea esa otra cuestión relativa a la posibilidad de analizar un proceso de diseño aislado de su producto (que en nuestro caso sería el arquitectónico).

Esta es una cuestión sobre la cual ya se ha argumentado, como en el ya multicitado texto de la “Teoría del diseño y el diseño de la teoría” de José Luis Ramírez, y que pensamos es una labor que excede las pretensiones no sólo de este documento, sino incluso la de nuestro desempeño como imberbes investigadores.

Por lo tanto decidimos abordar, de manera provisional en este texto, al diseño como se expuso en anteriores sesiones, caracterizándolo como un proceso encaminado a determinar la forma de un objeto y que su finalidad es la comunicación de ello para una producción material posterior. Esta parece ser la condición inherente a la que cualquier proceso de diseño hace referencia, y por lo tanto, es inseparable de ella para poder referirse así misma como una producción. Aunque también habría que hacer notar que el proceso de un diseño se compone de múltiples producciones, incluidas en una producción material de mayor extensión procesal, pero que a su vez se siguen caracterizando por el producto que pretenden materializar.

A este respecto, es posible sugerir que si se pretende encontrar una teoría que explique el diseño y su producción general, tal vez sería necesario abordar las determinaciones generales discernibles de cualquier proceso de diseño, independientemente de la referencia a un objeto material y contexto histórico. Aunque habría también que aclarar que esto no es labor fácil, a razón de que el término y su idea no han estado presentes como tales a lo largo de la historia productiva humana, y dicho argumento se construiría en base a supuestos. Tal vez esa sea la razón de la carencia de una teoría del diseño, y de que sea ejercido en base a bosquejos teóricos y metodología(s).

Y a todo esto, ¿en donde se ubica eso de la producción arquitectónica?

Ubicándonos ya al interior de la producción arquitectónica, creemos que esta se puede caracterizar por la presencia o no de un proceso de diseño, lo que nos llevaría a pensar que es posible analizar, desde nuestra interpretación y dejando de lado otros modos de clasificación elaborados por otros tantos autores, una postura que contemple una estructura basada en cuatro fases.

Estas fases van relacionadas por una secuencia, que se puede plantear, inicia con la promoción del objeto arquitectónico, y a la cual le siguen dos fases que pueden estar unidas o no dependiendo del modo de producción. Éstas son la de concepción y materialización del objeto, y continuadas por una fase final de consumo. Es en la concepción y materialización, donde podemos encontrar diferencias que nos sugieren una variedad en los modos de producción de lo arquitectónico.

Los modos de producción de arquitectura con o sin arquitectos... [¡¿cómo que sin arquitectos?!]

Referirse al modo de producción de algo evoca irremediablemente a la observación del proceso dentro del cual se origina, para buscar entender de que modo se pudo producir. Por eso pensamos que para comprender los modos de producción de lo arquitectónico podríamos revisar algunas teorías, que planteadas por algunos autores que al practicar el historiar, explican un modo de entender estos procesos.

Uno de ellos es el arquitecto y teórico austriaco que además se presume como generador de algunos escritos que explican el modo “participativo” de proceder en el diseño, el célebre Christopher Alexander en su documento denominado Ensayo sobre la síntesis de la forma, donde menciona un par de maneras de proceder de la producción arquitectónica, interpretadas como “inconsciente” y “consciente” de sí misma.

En la producción “inconsciente”, se genera producto de una evolución cultural de las formas de los objetos, donde la producción arquitectónica genera de manera social, determinada por el actuar productivo de los integrantes de una sociedad. Este escenario se caracteriza porque el agente productor puede ser el mismo habitador o algún especialista en las técnicas de construcción. En este tipo de producción la fase de concepción del objeto se caracteriza por condicionantes culturales, producto de la imitación y por la adecuación simultánea del objeto dentro de su proceso de materialización.

Paralelamente surge la producción “consciente” caracterizada por tener el conocimiento de ser un proceso productivo, ejecutada por especialistas en dicho campo y ser producto de una evolución del saber institucionalizado. Por lo tanto este proceso es del que nos creemos partícipes los arquitectos, constructores, diseñadores, etc... Dentro de este se nos presentan dos fases productivas generales, una encaminada al proyecto y la de materialización, cada fase elaborada por agentes productivos especializados en su ejecución.

Una interpretación de la clasificación de Alexander se puede explicar partiendo del saber implícito en la producción arquitectónica, de como se concibe y evoluciona; una transformación discursiva que se ha vuelto selectiva, regida por el consumo y su producción, y determinada por la relación de poder/conocimiento. Esto se puede ver reflejado en la producción inconsciente, donde la fase de concepción se gesta paralelamente a la de materialización y libre de agentes externos; y por el contrario, el proceso consciente de sí mismo las fases son separadas en la búsqueda de lo que se supondría una mejor ($$$) realización con agentes productivos especializados.

En otra postura similar, el arquitecto y antropólogo polaco Amos Rapoport, en su documento denominado en castellano Vivienda y cultura, propone una clasificación donde divide la producción arquitectónica en tres tipos; 1 la primitiva, 2 la vernácula industrial además de 3 la moderna y de estilo.

La primitiva la refiere a las edificaciones que son producidas por todos los miembros de una sociedad y que se caracteriza por partir de un modelo arquetípico, socialmente acordado; la vernácula industrial parte igual de ese modelo común, pero se generan variantes a partir de él y la construcción queda en manos de profesionales de la técnica, aunque todos los integrantes de esa sociedad tienen un conocimiento general de ella; y por ultimo, la moderna y de estilo, generada por especialistas en el diseño y la construcción, produciendo formas diversas de edificaciones que no parten de un modelo aceptado por los integrantes de una determinada sociedad.

En este argumento, la clasificación se genera a partir del entendimiento de quien es el agente de producción, los cuales pueden ser los mismos habitadores, hasta los agentes especializados, donde se ubican los arquitectos y los diseñadores entre otros tantos.

Desde el análisis de este par de discursos observamos una coincidencia entre ellos al señalar una inclusión de agentes especializados dentro del proceso productivo. Es posible llegar a pensar que se argumenta de este modo, a razón de que su ejercicio discursivo es realizado desde y para el campo arquitectónico; basado en un historiar, en un esfuerzo por encontrar las determinaciones de la manera actual de producción, analizando sus transformaciones desde la pregunta de quien es el que o bajo que conocimientos produce.

Pero también pensamos que esta postura en concreto puede ser útil en el análisis de los modos actuales de producción arquitectónica, que no parecen diferir ampliamente de estos. Nos parecería también interesante realizar este análisis desde las condicionantes económicas, políticas y sociales de nuestro contexto específico.

De este modo, creemos que una clasificación general que contempla todos los modos de producción arquitectónica sería aquella que lo divide en producción “espontánea” y producción “delegada”. La primera ejecutada por cualquier agente distinto al formado específicamente en las academias, que dicho sea de paso, es la producción predominante por un amplio margen. La segunda, la delegada, aquella que es producida por una entidad especializada, que produce por encargo directo o indirecto del consumidor último, un producto. Esta última no se encuentra disponible económica ni prácticamente para todo el espectro social, y aunque de manera superflua podríamos decir que tiende a desaparecer, encuentra nichos productivos específicos para su subsistencia.

A manera de conclusión abierta, creemos que la producción arquitectónica es un campo de conocimiento diverso y extenso, en el cual la gran variedad de contextos y condicionantes que lo afectan y determinan, generan una amplia gama de procesos productivos, más allá de que se ubiquen dentro de la clasificación general que proponemos. Dentro de ellos pueden o no existir lo agentes productivos especializados, arquitectos o diseñadores, y por ende estar ausente el proceder institucionalizado del proceso de diseño.


Arq. Miguel Alejandro García Macías
Arq. Francisco Javier López Ramírez

10.08.2011

equinoccio de primavera

Este video fue realizado en el marco de la clase de cinematografia y pensamiento urbano contemporaneo con la Dra. Consuelo Farias van Rosmalen, en la maestria de arquitectura en el campo de diseño de la UNAM. La idea es como se puede aprovechar mas un espacio en el cine, ya que se conocen bien los atributos espaciales de los lugares. Este video es de el patio de las capuchinas en la cd de Mexico, donde la idea es que va un fantasma, presumiblemente y sin querer parecer hereje, de uno de los participes en la produccion de este objeto denominado arquitectonico. Bueno se hizo en movie maker, la neta esta media chafa la edicion, pero pues fue mi primer video. Hay se los dejo, y pues critinquenlo cuanto quieran.

ver el video

9.29.2011

Nacido para hacer arquitectura... [o el sombrero me dijo que yo era diseñador]


En la enseñanza de lo arquitectónico, la academia se cuestiona, en la búsqueda de como ejercer la actividad, la epistemología bajo la cual se realiza la acción del diseño (arquitectónico), y en esa búsqueda se hace la pregunta de que si el arquitecto diseñador, es un ente “especial” con una cualidad innata de potencial creativo, un diamante en bruto que la academia se encargará de pulir...

Esto en relación a la persistencia de los comentarios en los pasillos de las facultades de “arquitectura”, que el arquitecto no hace, sino nace como tal. Entonces llegamos a escuchar frases como “se requiere de una cierta sensibilidad innata para ser arquitecto, es como ser un poeta”, dejando incluso bajo sospecha lo que se entiende como lo poético; comentarios como “me llegaron las musas inspiradoras”, así con la intención de evocar a los maguitos supremos, dioses del olimpo arquitectónico, para que nos iluminen con su sabiduría divina.

Bajo estos supuestos, se entendería que para ser formado como el sujeto-arquitect@, parece ser necesario tener una “habilidad” especial, vamos, una especie de caldo primitivo de su conocimiento, y que este debiera ser preponderantemente innato, y el no poseerlo, nos excluye tajantemente de su actividad. Pero no os preocupéis, todos los que tenemos el demandado título de arquitecto, hemos sido elegidos... súper wow! algo que indudablemente nos hace pensar que esos años invertidos en la licenciatura, y sus respectivos e implícitos trabajos académicos, han sido una simple pantalla para que la sociedad en general, viera que nos ha costado algo, o en otras palabras, les vendemos humo. Habría que preguntarnos de que manera se puede saber si se tiene o no ese dichoso don (pedro).


Claro está, que la alusión que se hace casi como una calca de lo acontecido en lo académico (de la apreciación de los dones, donde aparece la presencia de un “descubridor” de dichos dones arquitectónicos) en lo presentado en el séptimo arte, esas películas de maguitos más insipientes que el propio maguito que anuncia los dulces para niños (y no tan niños), de corte absurdo en lo que la historia respecta. Hace reflexionar en que si es así la realidad de lo arquitectónico. ¿En qué punto se puede saber si será “elegido” o “destinado” para ser arquitecto? en esta disyuntiva aparece el sombrero arquimágico, descubridor de talentos, de acuerdo a los dones de cada aspirante, los hará resaltar... super ultra wow!!! igual que en esta “gran” pelicula.


Cada escuela o facultad ha de tener su propio sombrero, único y perfilado que de la irrefutable decisión de quien si y quien no es digno de cursar las cátedras de estas, para simplemente recibir el nombramiento anhelado, de este modo, los ingenuos nuevos talentos, cual diamantes en bruto, han de ser pulidos de manera casi “automágicable” durante los simbólicos años de carrera universitaria, pues reiterando, ya han sido detectados y elegidos para ser intitules (o inutiles) como arquitectos, y no solo arquitectos, arquitectos diseñadores.


Esto como que nos sugiere que deberíamos tener un jurado seleccionador, una especie de “Sombrero” al más puro estilo de J.K. Rowling, en donde cada uno de nuestros jóvenes (e ilusos) prospectos para arquitectos, fueran evaluados de una manera “sensible” y se les dijera cuáles son sus aptitudes incluso antes de siquiera poner un pie en las aulas de nuestra manoseada Academia; tú vas derechito al Max Cetto o a ingeniera... o quizás, más tristemente, a derecho. Tal vez es por muchos conocidos, citando un fragmento de la película que Sydney Pollack erigió: “Sketches of Frank Gehry” (POLLACK, Sydney (2005) “Sketches of Frank Gehry”, Sony Pictures Classics. 83 min.), en la cual el afamado director da un vistazo a los autocráticos modos de diseñar de dicho arquitecto, y en la cual, en alguna parte de la película, le pregunta sobre aquellos dias, añejos ya, en los cuales Mr. Gehry era aún estudiante de arquitectura. Gehry rememora un día, en que lo que se quiere suponer, era el taller de proyectos de su colegio, se le acerco, aquel “descubridor” (que muchas veces llaman maestro), y de buenas a primeras le dice: Sr. Gehry, usted no sirve para esto, dedíquese a otra cosa. (Bueno, no se lo dijo textualmente así, pero el mensaje era ese). ¿Qué fue lo que sucedió allí? ¿Un defecto de fábrica en el sombrero de tal “cazatalentos? Mr. Gehry, el famoso ahora premio Pritzker, no sucumbió ante tal declaración/sugerencia, y siguió con sus sueños de fama y gloria, tal como le sucedio en menor medida a nuestro connacional ex baterista de la mega-banda de rock “Aleks Syntek y la gente normal” (¿ó era anormal?), al cual, en sus épocas estudiantiles de batería y pelo largo, al concentrarse también en sus estudios arquitectónicos, los maestros, aquellos Jerry’s McGuire de la producción arquitectónica no hacían más que recomendarle, sugerirle y hacerle hincapié, en que lo mejor para él, y para el mundo profesional de la arquitectura, lo mejor sería que dejara la madera balsa y se comprometiera de lleno con las batacas. Esos sombreros mágicos, han de estar siendo manufacturados por niños borrachos en Camboya, porque ya no son lo mismo de antes. Mr. Gehry y Mr. Rojkind, son ahora, la crema y nata de la arquitectura avant-garde (guardando claro, entre ambos, sus respectivas distancias). ¿Que ha pasado allí, donde, aquellos MAESTROS de la arquitectura capaces de percibir las cualidades o los dones en el estudiante se equivocaron en su apreciación por la falta de éste?


Quizás si es sabido que para ser arquitecto se necesita este afamado “don”, esto nos ayuda a terminar con una larga y cansada disputa de porque la arquitectura de nuestros tiempos no termina de cuajar en la sociedad actual. Está claro de quien es la culpa de “la mala arquitectura”, es culpa de la academia, que sus métodos de selección de los futuros arquitectos, deja pasar por sus filtros gente que sueña con ser arquitecto, que le hecha ganas para llegar a esta meta “de vida”, pero que claro esta no tiene el don nato del ser arquitecto. Por este fallo de la academia es que la arquitectura como disciplina se está, como coloquialmente es dicho: “yendo al hoyo”. Con esta gran premisa, entendemos que las necedades que se discuten en la academia sobre el diseño y sus tantas condicionantes, así como la necesidad de un trabajo transdiciplinario, multidisciplinario y rizomatico, además de la búsqueda de respuestas en otras disciplinas como la antropología, sociología, economía, filosofía, y una larga lista de disciplinas, son una pendejada... ya que si uno no tiene el don divino de ser arquitecto, puede estudiar y buscar respuestas para ser un mejor diseñador de lo arquitectónico en vano ya que para empezar a esta persona nunca debió pasar los filtros de la academia, para soñar con ser parte de la disciplina divina, innata, salvadora del mal de esta sociedad el diseño arquitectónico.


PD Texto elaborado por todos los participantes de este blog. Bueno, excepto Luizao.

9.12.2011

Monday Night Football

Aprovechando que es el primer MNF de la temporada 2011 de la NFL, y como es una ocasión especial para mi siempre, ya que los domingos son menos insípidos y en Sportscenter comienzan a pasar cada vez menos Baseball y comienzan a llenar más espacios con este precioso, bello y glorioso deporte (descontando claro, el 95% en el que solo hablan de panbol, claro), les dejo este vídeo en que George Carlin compara el Football, con ese deporte en el que se pasan todo el tiempo con un palo en la mano...





¡¡Domingos felices para todos!!

Por cierto, lo olvidaba...



Go Raiders!!

9.01.2011

EL “OTRO” MEDIO AMBIENTE


¡Buenos días, buenas tardes o buenas noches!...... según sea el caso, en que la faena de la investigación (cof cof), les permita leer esta mezcla de vocales y consonantes, que con intención de comunicar algunos pensamientos, se unen para dar paso a mi primera intervención (3582 advertencias previas) en este…… “exquisitísimo” blog.

Ahí vamos entonces, en la temática de “lo ambiental”, es evidente la gran cantidad de posturas y maneras en que se trata su intrincado y complejo “saber”. Máxime, si se trata de encontrar la adecuada relación para su entendimiento en “el universo de lo arquitectónico” (parafraseando al modo en que una empresa “gringa” de “wrestling”, demarca su “quehacer”, y renombra a sus seguidores alrededor del mundo).

La complejidad ambiental, abre un campo también infinito de interrelaciones entre lo real y lo simbólico, que no llegan a completarse en su conocimiento y en el trato entre distintas disciplinas. El ambiente en algún sentido, involucra la totalidad de las condiciones externas, que impactan en los procesos que busca explicar una ciencia y es el campo de lo real donde revierte sus efectos. [Leff]

De este modo la arquitectura se convierte en el otro ambiente, EN EL DEL HÁBITAT: “el hábitat es el espacio donde se forja la cultura, se simboliza la naturaleza a la naturaleza y se construyen los escenarios del culto religioso” [Leff], de un modo particular se podría interpretar, que la cultura se convierte en el medio (entendido como el instrumento), a través del cual se conforman los objetos arquitectónicos que a su vez han de construir el ambiente.

Es este habitar, conjuntamente con otras actividades, uno de los modos más antiguos, que el hombre haya buscado para darle identidad y significado a su entorno natural inmediato. De este modo la transformación no podría ser calificada como un proceso de destrucción,según lo comenta el economista Enrique Leff, sino hasta el momento que emerge una particular forma de apropiación del medio, en el proceso civilizatorio, que rompe los equilibrios fundamentales entre la cultura y la naturaleza (podemos ya reconocer o pensar en algunas de ellas mientras leemos el texto).

Afortunadamente la naturaleza misma, tiene la capacidad de asimilar ciertas transformaciones, sin embargo, esta condición reconstructora se ve mermada muchas veces, paradójicamente por el progreso del conocimiento, que avanza desconociendo y subyugando saberes por la negación de la naturaleza y de las condiciones ecológicas de sustentabilidad por las de la racionalidad económica.

Finalmente es preciso aclarar que, no solo la intervención arquitectónica o física en cualquiera de sus manifestaciones, modifica el medio natural, la naturaleza propiamente se encuentra en un proceso de cambio permanente, y esto, se convierte, tal vez, en el único hecho irrefutable de “lo natural”, sin embargo, se debe ser sumamente reflexivo en la profesión arquitectónica, de que innegablemente se ha fallado en algunos aspectos a los cuales perversa y caprichosamente no les aplicamos los límites necesarios. Así pues, nuestro medio ambiente arquitectónico (”el otro”), no se regenera como el natural, no hablo de estilos, posturas, ciertas tendencias o movimientos de alguna determinada época, sino, del objeto formal, que cual índice de natalidad, puebla cada vez más y más, sin detenerse a pensar si lo está haciendo de la manera correcta o es participe de un plan elaborado a conciencia.


En la imagen superior (entiéndase la de arriba), el arquitecto Mitchell Joachim, que forma parte del MIT Media Lab’s Smart Cities Group, propone crear casas con árboles vivos.Las proyectadas son viviendas completamente ecológicas que no solo preservan el medio ambiente sino que hasta podrían limpiar el aire. La construcción se basa en un antiguo método en el cuál los árboles y arbustos se trenzan y forman estructuras firmes que permiter moldear las paredes y techos. Fuente:www.juliangallo.com.ar

8.13.2011

Dias

Nunca estuve completamente convencido de hacerlo, siempre he tenido esa clase de pensamiento rondando por mi cabeza, aquellos pensamientos que me hacen pensar que soy un verdadero desequilibrado mental, un completo sociópata, pero siempre te he querido demasiado, te he adorado tanto que no he pasado de ahí, solo simples pensamientos.

Ningún acto.

Y así lo he pensado siempre, simplemente entregarte en manos de otra persona pasaba por mi cabeza, pero de la misma manera en que esas ideas llegaban, luchaba por eliminar esas tontas y estúpidas formas de pensar que sólo me afectaban y alteraban, pero que finalmente no eran más que sólo ideas aterradoras. El simple hecho de que otros te tocaran, amigos o conocidos me hacía morir de celos, perder la cabeza, en esos momentos lo único que quería era tomarte, allí mismo, acariciarte con mis manos, llevarte lejos de allí, simplemente largarnos, los dos, solos. Lo único que quería era encerrarnos en una habitación y nunca más salir de allí. Por nada ni por nadie.

Sólo nosotros dos, solos.

Pero sucedió, creo que tú ya lo veías venir, siempre fuiste demasiado comprensiva y adelantada, estabas junto a un alcohólico adicto al juego, no se tenía que ser un genio para saber que sólo se trataba de esperar a que yo me metiera en problemas. Alcohol y dinero nunca han sido una buena combinación.

Fue tanta mi desesperación y necesidad por dinero, gracias a las deudas que gané con cierto tipo de personas quienes no esperarían por un cheque más de dos días, y que no preguntan al momento de disparar un arma que tuve que entregarte en manos de otro. Tú no dijiste nada. Simplemente me apoyaste como siempre lo hacías y decidiste hacer lo mejor para los dos. Lo mejor para mí.

Y mientras íbamos en camino a encontrarnos con aquella persona que iba a cambiar nuestras vidas de una manera totalmente radical, no podía sacarme de la cabeza todas esas palabras que te dije, ya sabes, aquellas palabras con las cuales expresé que por siempre iba a ser fiel a ti, que siempre estaría junto a ti y que nunca nos separaríamos, que cuidaría mas de ti, que de mí mismo. Mientras tú ibas tan callada, tan firme, tan fuerte.

Aun cuando llegamos.

Su manos eran toscas, se notaba claramente que nunca había tenido a nadie como tu. Te tocaba como si fueras cualquier cosa, su cabeza no comprendía como yo, lo maravillosa, lo bella y perfecta que eras. Él sólo te observaba con aquella mirada lujuriosa y lasciva que personas como él siempre cargan. Él sólo te tocaba, te agarraba y te apretaba, en ninguna ocasión, ni una sola vez te acarició con la suavidad con que yo solía hacerlo.

¿Recuerdas? Siempre me pareciste demasiado frágil, demasiado delicada, demasiado humana. Para mi tú eras alguien a quien había que tocar solo con la punta de los dedos, y creo que esto se debía a tu diminuto tamaño, eras tan pequeña, tan petite, tan fina, sutil y delicada.

Para él parecías, más que nada, un negocio más que otra cosa, no comprendía que eras algo con lo que los días suelen pasar más aceptables, más reconfortantes y porque no… más felices.

Debo aceptar que antes de que tú llegaras a mi vida cada día era exactamente igual que el anterior. No importaba el clima, frio o soleado, nublado, lluvioso; o los acontecimientos que se presentaran ante mis ojos. Sin tí, nada de mi vida tenía el valor que todo logró alcanzar cuando tu llegaste, tu lo cambiaste todo, cuando me sentía mal pensaba en tí, y el dolor desaparecía, se esfumaba, el día más terrible podía cambiar y ser el más maravilloso por el simple hecho de que había tenido o iba a tener la oportunidad de poner mis manos alrededor de tu cuerpo.

Así que no sólo hacías mis días más aceptables o reconfortantes, en el momento en que llegaste a mi vida, sí, mis días contigo fueron más que felices.

El tipo te colocó boca arriba, su mirada perdida y seca no dejaba de observarnos a ambos, y él, hablando solo sólo de dinero, sólo él solo no hacía más que parlar cosas sin sentido, y que por el estado en que me encontraba no logró siquiera recordar.

Me sentía petrificado, no podía respirar, sentía que mi ser se volvía un ente inútil que bien podría quedarse allí parado para dar cuenta y ser testigo de todas las atrocidades que harían contigo y que, sin embargo, no cambiaría en nada los actos que se cometerían a tu persona, mi presencia allí, no cambiaría en nada lo que habría de suceder. No habría sido capaz de levantar la voz, ni siquiera el brazo para impedir que hicieran cualquier cosa contigo, en ese momento, como lo soy hoy, sin tí, era un completo inútil.

Pero en esos momentos tú siempre te mostraste fuerte, estabas allí, acostada, observándome sin decir una palabra cuando tú sabías que no era necesario hacerlo. A pesar de la mirada impávida y serena que mostrabas, a través de tu silencio fuiste capaz de transmitirme la fuerza necesaria para que yo pudiera ser capaz de seguir en pie y no desfallecer ante ese indeseado momento.

Ese momento que pareció eterno, fue roto por ese tipo, cuando al abrir su boca sólo salieron palabras que aun no logro recordar, pero que seguramente se referían a cerrar el trato. Romper un silencio tan significativo, como lo fue el nuestro, aunque fuera solo por aquel breve momento no tiene perdón, así que con la cara tropezada solo sólo me conforme con decir que sí, a todo.

Al final de todo te metió a un cuarto en la parte posterior del salón, hablaba con tanta gravedad mientras te señalaba con su nariz al mismo tiempo que te decía: “Hoy, tú no vas a salir de aquí”.

Y fue la última vez que te vi, nunca dijiste nada, tú, tan frágil y delicada, nunca dijiste nada, aun cuando el tipo observó por debajo tuyo te comportaste mucho mejor que yo, yo que estaba a punto de quebrarme sólo podía observar marcharte, mientras por mi cabeza pasaban aquellas cosas que podían pasarte y que para cualquier otra persona serian inimaginables.

En el momento en que cerró la puerta sabía que no había marcha atrás.

El tipo claramente demostró su ansiedad, dándome un sobre con el dinero rápidamente, y allí me quedé, aturdido, abismado con un sobre en mi mano y me largué de allí, sin decir adiós.

Ni siquiera fui capaz de decirte adiós.

Y ahora es que comprendo que cualquier cosa, cualquier cosa hubiera sido considerablemente mucho más fácil, que el haberte hecho pasar esa experiencia a ti.

Siempre fuiste mejor que yo, y siempre lo serás…

Te extraño.

Cuanto quisiera volver a verte, solo un momento. Estaría muy bien tan sólo un: “Hola ¿Qué tal? Cuanto tiempo”, un abrazo raro y un beso… Estaría muy bien tan sólo un: “Hola ¿Qué tal? Cuanto tiempo ¿Cómo te va?”… Solo un mensaje diciendo aquello, ¿Cómo era?... “Si cielo”…

Yo no soy tu cielo, es más me das miedo, miedo a pensar en la boca que te habla, miedo a pensar en toda la clase de cosas que hicieron ellos contigo, miedo a pensar la clase de cosas que alguien esté haciendo contigo ahora mismo.

Y ni siquiera tengo ánimos de pensarlo, nunca los tuve y nunca los tendré.

Te extraño iPad Wi-Fi + 3G de 64 GB.

Espero verte de nuevo algún día.




*Este es uno de los cuentos entregados para el trabajo de Critica y Pensamiento Urbano-Arquitectónico: Empirismo y Subjetividad, en Junio del 2011...

**En realidad no estoy muy seguro de que este texto sea un cuento, más bien, lo percibo como un relato...

***En realidad no perdí un iPad, solo fue un iPod Nano, unos años atrás cuando estos justo acababan de salir, el objeto de empeño cambio a un iPad, sólo para estar más acorde a nuestra epoca...

****Si usted querido lector, lee esta entrada en un par de años, cuando los iPad, sean vendidos como cajas de cerillos, siéntase en libertad de canjear el iPad por cualquier aparato tecnológico y/o de consumo de su preferencia.

7.08.2011

Naturales entendimientos


Esta reflexión se realizó dentro del marco del seminario “Contextos de la arquitectura” con la intención de organizar comprensión de lo que la naturaleza es, y como se relaciona esta con la ciudad y la arquitectura. Esto que publico es una revisión de ello, en la que pretendo comunicar las conclusiones que obtuve en esa ocasión, aderezándolas un poco con algunas otras palabras. Tal como en esa ocasión, quiero comenzar con una cita de Nietzsche, de su libro La Gaya Ciencia:

“El nombre, la reputación y el aspecto de la cosa, todo lo que es creído y transmitido de generación en generación progresivamente se apegan a la cosa, se abre camino en ella como una cuña, hasta por fin volverse y convertirse en la sustancia misma… Basta así con crear nuevos nombres, evaluaciones o signos para crear a la larga, nuevas cosas.”

Este aforismo de Nietzsche resulta muy próximo y sugerente a como se han ido construyendo mis entendimientos no solamente de lo que es la naturaleza, sino también muchas otras ideas que se adquieren sobre diversas cosas, como por ejemplo, la arquitectura.

Al empezar a construir el argumento sobre lo que comprendía de inicio, así sin indagar, por lo natural, pensaba que esto se refería a una propiedad exclusiva a los fenómenos físicos, independientes a la voluntad humana, vaya, que excluía la intervención del ser humano. Bajo esta concepción, la naturaleza incluye a los seres vivos y a la materia inerte en su estado originario. Por el contrario, todo aquello transformado o manipulado por el homo sapiens, lo caracterizaba como lo artificial. Una suerte de dicotomía entre objetos naturales y artificiales.

Tal y como Nietzsche sugiere, esto que les describo se configura como la reputación y el aspecto de la naturaleza y lo artificial, transmitido de generación en generación hasta que se volvió, a través de esa comunicación, en la nueva cosa con la que identificamos la naturaleza. Y como ya se ha expuesto, esta ideación de naturaleza es excluyente del humano mismo, apartándolo a él y a todas sus acciones y creaciones, de lo que se piensa es la naturaleza.

Ahora en un sentido más amplio, pienso que lo natural se refiere propiamente a una condición. Es una propiedad inherente de cualquier elemento, lo que lo hace ser lo que es. Y por lo tanto, parece ser un entendimiento general que tiende a modificarse progresivamente, adaptándose a nuevos intérpretes. Las nuevas propiedades serán a su vez la nueva naturaleza, sólo que en un nuevo orden, que requiere, o más bien es producida también, por nuevos sujetos que la significan y la interpretan.

Abordado de este modo, no se puede tener una comprensión universal de la naturaleza. Y entendida así, parece estar presente e intacta tanto en la urbe como como en el bosque. Sólo que estas reflejan una naturaleza de distinta índole.

Un análisis semejante se puede realizar con la idea que popularmente se tiene por ciudad. Y aunque los entendimientos sobre lo que es una ciudad pueden ser igualmente diversos, creo que es posible comunicar lo que comúnmente se entiende por ciudad. Esta se ha concebido desde “un conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas”, o en otras palabras, es lo urbano en oposición a lo rural.

Realizando una simple búsqueda en internet que incluya las palabras Ciudad de México, aparecen postales representativas de la misma, relativas a edificios y lugares considerados históricos o relevantes. Esto puede ejemplificar que la construcción de esa idea de ciudad se encuentra fundada en la en la percepción individual, que es siempre parcial. Construimos la referencia a una ciudad específica en base a postales, que por lo general no son homogéneas, y que se encuentran determinadas por la manera en que se les mira.

Tal vez esto guarde cierta relación la existencia de esas postales que se comercializan, que sirven para que el turista sepa que visitar o que mirar, o incluso como mirarlo. Pero en la ciudad recorrida cotidianamente priva otra manera de mirar, algo más inconsciente y ligada al movimiento, al “a donde me dirijo”.

Bajo este argumento, puedo decir que existen distintas maneras de percepción visual, ligadas a una subjetividad precisa y delimitada. No es la misma manera en que observa el sujeto que va en papel de turista, que el que transita por ese mismo lugar todos los días.

Entonces, al igual que el entendimiento de la naturaleza, la idea de ciudad no puede ser abordada de manera universal ni colectiva. Aunque si es posible delimitar sus fronteras, que por lo común se ciñen a un contexto edificado.

Esto me lleva finalmente a preguntarme: ¿a qué me refiero al utilizar el término arquitectura? Con el riesgo de parecer reduccionista, pero para fines prácticos de este escrito, puedo decir que comúnmente es utilizado para aludir al objeto que es edificado, vaya, que es construido, dejando de lado el modo en que este fue proyectado y/o producido.

Entendida así esta tríada de términos, es posible preguntarse cuál es la naturaleza de la ciudad o de la arquitectura. Preguntas que no eran la justificación inicial de esta reflexión, pero que su carácter dubitativo atrae ciertamente la atención hacia ellos.

Tratando de organizar estos argumentos, es posible entonces referirse al humano, como un ser viviente que requiere en sus asentamientos, llámese ciudades, elementos “naturales” (no producidos por él) que le permitan sobrevivir: agua, oxígeno en el aire, por mencionar algunos. Estos, están presentes obviamente en las ciudades, sólo que a diferencia de otros ambientes, en la urbe se busca controlarlos, ya sea para fines funcionales o estéticos.

Por eso se considera la libertad del cauce de un río como su condición natural y el entubarlo es ir en contra de ella. Entubado, aunque tenga todas las demás características de un río, pierde su natural libertad. Ya no es un río.

Lo mismo sucede con la vegetación, aunque al parecer en un menor grado, ya que nunca pierde tajantemente esa condición de libertad que le es natural. Simplemente se le coarta de vez en cuando, se le corrige, al podarla y darle una forma significante para nosotros los humanos.

Esto parece sugerirme que el entendimiento humano sobre lo que es natural no debe ser algo estático. Se debe acoplar, adaptarse a nuevas condiciones. Y esta adaptación parece producirse con mayor celeridad en las ciudades. Es natural ya en la ciudad el río entubado, la topiaria y la torre metálica. Basta con que transcurra el tiempo para que nuestra cultura moldee personajes que lo único que conozcan sea ese río entubado y esa vegetación geométrica.

Aunque esto no quiere decir que esta sea el curso que debieran tomar las cosas. Es sólo la dirección, que de acuerdo a las condiciones presentes, parecen tomar las condicionantes ambientales de nuestras ciudades. Y para ser posible comprender ese rumbo, es necesario aceptar esta nueva naturaleza. Y no simplemente querer devolverle un estado previo, o la búsqueda del paraíso perdido, por así decirlo.

Entonces, ¿cree usted que en sólo una de las fotografías presentadas hay naturaleza, o simplemente son dos naturalezas distintas?





7.04.2011

Construcción o destrucción

Uno de los principales argumentos que se pueden encontrar en la relación de lo que comúnmente se entiende como naturaleza y arquitectura, es la tan difundida arquitectura sostenible o "sustentable" (término inexistente en la RAE y de acuñación en el idioma anglosajón), amigable con el medio donde es edificada.

Pero, ¿es realmente válido pensar en una arquitectura, en su faceta constructiva, que sea benéfica para el hábitat que la rodea, cuando lo que esta busca es precisamente constituirse como un hábitat incrustado, independiente y nuevo con respecto en el cual se ubica?

Pienso que el arquitecto diseñador que pretenda utilizar adjetivos como el de sostenible, debería de tener en cuenta que la única arquitectura que cumple con esas características (para el contexto físico donde se edifica) es aquella que no modifica en absoluto ese contexto. Y esto creo, hasta donde alcanzan mis entendimientos, no existe.

Es bajo esta somera reflexión que pienso que la búsqueda de lo sostenible se convierte, por parte del diseñador, en una suma de elementos que se le agregan a la producción del arquitecto, pero que sólo son eso, elementos adosados.

¿Es entonces lo sostenible labor directa del arquitecto? ¿O nos encontramos ante un problema que supera los alcances de la arquitectura?

Creo que la respuesta a esta última pregunta, con riesgo a equivocarme y no concordar con millones de entusiastas en el tema, es que sí supera la labor arquitectónica. La arquitectura no podrá ser sostenible, hasta que nuestro contexto cultural lo sea, y esto atañe directamente en la labor del diseñador.

No se trata entonces de buscar soluciones verdes, de esas en las que se incrusta tecnología nueva en la tradicional manera de construir, sino de modificar esa concepción misma del hacer del arquitecto, dirigiéndola hacia nuevas propuestas que lo modifiquen y no sólo parchen esa vieja postura.

Es a este respecto, que la arquitectura, y toda la cultura humana, se constituye ya por sí sola como una naturaleza. La labor de los diseñadores (de los distintos campos de este, no sólo del arquitectónico) es tomar en cuenta esas esferas naturales en la que su labor se encuentra inmersa, y tratar de que convivan entre ellas.

La labor del arquitecto diseñador para con el lugar donde pretende producir un hábitat nuevo, debe estar consciente de sus propiedades destructivas, pero no en un sentido de resignación, sino en un sentido de conciencia y de búsqueda de alternativas; no para rescatar la naturaleza primigenia y existente, esa que excluye lo humano, sino para promover las herramientas (ya sea mediante la utilización de la vegetación o la tecnología) que propicien nuevos elementos naturales que favorezcan una pervivencia más adhoc con las condiciones preexistentes a la cultura humana.

O tal como dice Café Tacuba, esa fea relación de acción, construcción, destrucción, que dice lo mismo que pretendo argumentar, pero en menos palabras.





6.23.2011

Puros puros puros…


puro, ra.

(Del lat. purus).

1. adj. Libre y exento de toda mezcla de otra cosa.

4. adj. Casto, ajeno a la sensualidad.

6. adj. Mero, solo, no acompañado de otra cosa.

9. m. Cigarro hecho de hojas de tabaco enrolladas y liado sin papel.

¿Te gusta el café? Seguramente lo has probado, y lo más seguro es que tu respuesta sea un convencido sí. Pero déjame preguntártelo de nuevo, más detenidamente ¿Te gusta el café? Independientemente si es soluble o de grano. Yo odio el café, no soporto su sabor y como cada vez que lo pruebo me quema la punta de la lengua, dejándola insensibilizada un par de días, y escribo esto porque, hace un par de días, reunido con algunas personalidades de mi poblado, decidimos ir a ingerir unos brebajes y (siendo que aún no pasaba de medio día) decidimos que la opción más correcta, saludable y vista más adecuada por la sociedad, sería la visita a un burdel, no, no, perdón, café, si, café. No falto de inmediato, la persona que bramo, que sería de lo mejor que mi ciudad, mi poblado, tuviera, aunque sea, una franquicia del café con el logotipo de la sirena con las aletas abiertas de par en par, y fue en ese justo momento, que por mi cabeza se conjugo un singular: “¡Chingatumadre!”.

Verán comprendo que la mayoría de las corporaciones son una mierda, o la personificación del Anticristo en la tierra, sin embargo no me opongo a ellas como un hippioso ambientalista comemierda comepasto, porque de mi parte eso sería una total y absoluta hipocresía, ya que si bien puedo prescindir de algunos productos corporativos, soy totalmente dependiente de otros. Así que dejemos el tema “diabólico corporativo” para poner atención en lo que en realidad acontece aquí.

¿Por qué chingados preferirías un café de un Starsucks, a uno producido en la región? Y creo que tengo la respuesta, y esa es, porque ¡A ti no te gusta una chingada el café!

¿Cómo es que me atrevo a hacer tal aseveración? Bueno, tal vez sea porque lo más seguro es, que si vas a un Starcoks, terminaras pidiendo un café, con cuanta chingadera encima. Vamos, que si pides un café, éste será con caramelo, vainilla, leche, chispas de chocolate, cajeta, etc., etc. Por favor permite que sea yo el que te diga, que ya no estás bebiendo café, estas bebiendo otra chingadera, otra chingadera que de igual forma supiera bien, aún si le pusieras bilis de toro moribundo. Y aquí tu bien podrías decirme: “Bueno, por supuesto que no es café. Es por eso que lleva otros nombres como Frappuccino, Moka, Latte o Cacca”. Claro que si, te doy toda la razón, pero por favor, permite que reviente tu burbuja de amor por el café, porque ¡A ti no te gusta el café! Te gusta una mezcolanza de ingredientes que saben a todo, menos a café. Te diré que si te gusta el café, en serio, realmente, te encanta el café, lo tomarías con agua caliente, no más. No azúcar, no leche, no miel; sin galletas, panes o pasteles; sin vainilla, chocolate u orina de rata. Café y agua caliente. No necesitas más, para como tú dices: “Disfrutar una buena taza de café”. Porque es de esa manera en la que en realidad disfrutas el verdadero sabor del café. Ese café que tanto te gusta ¿No es así?

Siempre me he creído un purista. No me gusta el café ni los refrescos, pero si no hay nada más que tomar, prefiero ingerirlos en su estado puro. Igual la cerveza, me encanta la cerveza, pero ponle limón, salsas y cuanta mamada, y permíteme, mandarte a la chingada. Apliquemos esto también para licores. Vodka, Whisky, Tequila, Cognac, Vino. Me vienen perfectos justo como salen de la botella. No michelas, cheladas o “clamatos”; no desarmadores, no latas de Jack Daniel’s con Coca-Cola, no margaritas, Cognac con Coca-Cola, por favor, prefiero tomarme un enema recién aplicado; no esos putos clericot’s. Solo el licor, como sale de la botella, sin nada que pervierta su sabor “original”.

Pero vuelve ahora, a lo anteriormente subrayado, y medita esa gran tontería que acabo de mencionar. ESTADO PURO, como si eso en realidad existiera, café y agua caliente, ya no es CAFÉ, es café con agua caliente, el agua (en la mayoría de los casos, y, si tienes suerte) podrá ser inodora, incolora y sinsabor, pero aún así es un diluyente, así que si te gusta el café, en realidad, porque no vas por unas semillas o algunos granos solubles y comienzas a masticar. Vuélvete loco.

Lo mismo aplicaría, para esas bolsitas de té, rómpelas, no te molestes en calentar o poner agua a enfriar. Rompe esa pequeña bolsa escrotal, y comienza a masticar. Whisky sin soda, como diría el bueno de Sabina, no es aún lo demasiado puro, olvídate e los hielos también… pero no olvidemos que tanto el whisky, como la cerveza, el ron, el vodka, _____________ (nombre aquí el trago de su preferencia), vienen como resultado de un proceso de mezcla de diversos ingredientes. Pocos son los elementos que encontraríamos en un estado natural totalmente puro, y por lo general alcanzan una mejor “calidad” al momento en que se combinan con otros elementos, cosas o formas.

¿Recuerdan esa arquitectura dada al purismo? ¡Qué gran sarta de mam-hadas! Si por alguna razón pudieran existir elementos, objetos o disciplinas que pudieran llegar a ser absolutamente puros, la arquitectura ni por casualidad se encontraría ni remotamente cercana a ese estado idealizado. “Mi arquitectura es purista porque hace uso de colores, líneas y formas puras” ¡No me jodas! El color es sólo descomposición de la luz, o en caso contrario, la mezcla de muchas partículas reflejantes en distintos grados de intensidad, los cuales te dan la idea de un solo color; la línea es la trayectoria o el movimiento realizado desde un punto, no aplica; las formas ¿Cuáles serian esas formas? ¿Las platónicas? ¿Aquellas que vienen y son producto de figuraciones abstractas encontradas en la naturaleza? Naaah, no me la creo.

Personalmente creo que el purismo es una total tomada de pelo, para mantener los dogmas y las doctrinas estables e inmutables, dogmas y doctrinas que las autoridades e instituciones establecidas desean. Y que la arquitectura (como es usual para ella) retoma y establece, dicha tendencia, para hacer de ella un nuevo modelo de configuración de diseño. Como lo podrían ser otros conceptos e ismos de moda como el modernismo, el deconstructivismo, o más contemporáneamente, el liquidismo (risas internas), cuyos postulados, son modificados, cambiados y mutados a favor y con total indiferencia por una arquitectura que no se preocupa por entender, razonar y meditar dichas tendencias. Como sucedió con el deconstructivismo, una ontología que fue totalmente modificada por la disciplina arquitectónica, la cual dio pauta, para ejercer formas arquitectónicas que estaban basadas en la visión de un mundo contemporáneo. Un aplauso por favor, para esa arquitectura “deconstructivista derridiana” que nos ha dejado algunos de los mejores monumentos del capricho y el egocentrismo.

Pero, volviendo al tema central, y ya para terminar este pequeño dialogo unidireccional, sería correcto repetir el hecho de que es esta mezcolanza, ensalada o revoltijo de elementos, lo que puede llegar a conformar dispositivos de mayor valor y calidad en cualquier ámbito de producción o diseño humano creativo. Porque ese “verdadero” purismo, más allá que inalcanzable, es completamente inexistente.

Sólo una cosa más. Estarás de acuerdo en que cuando pides una bebida con leche, dulces, azúcar, canela, vainilla, chocolate y café, no es tu gusto por este ingrediente último, lo que define tu predilección por el café. En pocas palabras, quiero decir que: el café simplemente no te gusta.