5.02.2012

El sentido de lo arquitectónico


Este documento se constituye como una aproximación al forjado de un argumento propio, sobre lo que pienso se establecen como los elementos básicos para construir un entendimiento sobre el sentido de lo arquitectónico.

De inicio habría que contemplar la condición que se genera por la unión de estos conceptos polisémicos, y que deriva en la generación de otra polisemia de distinta naturaleza. De este hecho, se originaron dos cuestiones sobre las cuales fundamento el presente documento, y que contemplan en primera instancia, el tema de la adjetivación de la acción, y en segunda instancia, el tema de la finalidad productiva.

El sentido como la razón de (o ¿por qué lo haces para lo que lo haces?)

El término sentido, evoca dirección, trayectoria dirigida o incluso percepción. Pero, en la búsqueda de encontrarle “el sentido” a la profesión que ejercemos, y a su producto, se lo aplicamos a ese otro “arqui-sustantivo”, disfrazado de “arqui-adjetivo”; pero, ¿en qué lo convertimos?

Las respuestas a esta pregunta pueden ser múltiples, pero se acotan si se acepta que “lo arquitectónico”, es relativo a la arquitectura, y que este último lo utilizamos para referirnos a aquello que es construido o edificado, con la pretensión de ser habitable por el ser humano.

Este hecho nos impide otorgarle características humanas a esa “arquitectura” que es producción de lo humano; por lo que lo arquitectónico no puede expresar sentimientos y no puede “sentirse”, por aquello de que lo arquitectónico “se moleste con facilidad” y nos “grite”.

Pero en cambio, si es posible percibirlo, recibir una sensación y estímulo a través de los sentidos, de eso que se considere lo arquitectónico; puede ser el modo particular de entenderlo, y el juicio que se hace sobre ello; o su razón de ser, su “finalidad”, que se relacionaría con la búsqueda de su trayectoria, de su dirección.

Sentido de lo arquitectónico, indicaría entonces, la razón de ser, de aquello que se considera como tal. Esto, más allá de otorgar certezas, plantea una serie de cuestiones.

Reflexiones sobre la adjetivación (o, “a mí me dijeron que califique a la diestra siniestra y a la siniestra diestra”)

Sentido arquitectónico no es lo mismo que sentido de lo arquitectónico. Y es necesario plantear este afirmación, para poder reflexionar sobre la relación de estos términos, y lo que finalmente significan, y pretendo que signifiquen.

Arquitectónico, es un adjetivo que se origina del sustantivo arquitectura y que se utiliza para calificar algo, generalmente objetos edificados, como pertenecientes o relativos a ella misma. Hasta aquí, todo bien, es necesaria una palabra que signifique el resultado de una producción como la de la arquitectura (sino, ¿como nos medio entendemos?); por lo tanto se habla de la producción de lo arquitectónico y no de la producción de la arquitectura. Es lo específico de la generalidad.

Pero como en todo uso de adjetivos, también existen otros, que difieren de esta caracterización, y que tienden a la explotación mediática del término, con finalidades que se alejan a las de su conocimiento. Se utiliza para legitimar, indicar como lo correcto o separar con intenciones clasistas, cualquier cosa que se pretenda calificar.

Así, se calificará como arquitectónico, todo lo referente a este campo productivo y que se pretenda vender como “la ley”, “lo último”, lo “más eficiente” o “la práctica verdadera”, “lo más antiguo”, lo “más digno”, lo “más bello”, en la búsqueda de status económico y académico.

De esta disyuntiva, surgen asociaciones, algunas tal vez necesarias para la comunicación, como “diseño arquitectónico”, que se utiliza para identificar un tipo específico de producción del diseño, para indicar que estos objetos son prefigurados de manera distinta a otros, como los gráficos o los industriales.
Pero existen otras expresiones, que ejemplifican el uso tendencioso del adjetivo: "estudio arquitectónico", con la pretensión de indicar que ese estudio tiene mayor validez o veracidad, o que el método utilizado, en algo se fundamenta en la condición de arquitectónico.

Con la misma intención pero en el plano material, expresiones son utilizadas para otorgar la condición de arquitectónico, al menos en expresión lingüística, y destacar algunos objetos o productos de otros similares, con la pretensión de legitimar y propiciar su consumo. Leyendas como, “casa arquitetónica” y “ciudad arquitectónica”, son prueba de una práctica común en el uso del lenguaje dentro del contexto de la sociedad de consumo.

Este mismo documento sería proclive a caer en la misma significación si se hablara de un “sentido arquitectónico”, en referencia a la existencia de un razón de ser puramente de la arquitectura, como originada por un estado homogéneo e inmutable, y con una dirección unívoca.

Mientras que “sentido de lo arquitectónico”, por su carácter específico, nos refiere a lo tangible, a las razones de ser de la cosa que hemos caracterizado como arquitectónica, y que tendrá un sentido que le es propio.

El sentido sin sentido (o yo lo que hago es jugar sabia, correcta y magníficamente con los volúmenes bajo la luz)

El hecho de que la producción de la arquitectura no haya sido considerada de la misma manera a lo largo de su historia, cobra vital importancia para conocer sobre su razón de ser en nuestro marco temporal:

...el arquitecto será aquel que con un método y un procedimiento determinados y dignos de admiración haya estudiado el modo de proyectar en teoría y también de llevar a cabo en la práctica cualquier obra que, a partir del desplazamiento de los pesos y la unión y el ensamble de los cuerpos, se adecue, de una forma hermosísima, a las necesidades más propias de los seres humanos”. 1

Esta definición de la labor del arquitecto, de Leon Battista Alberti, elaborada alrededor del año 1452, no dista mucho de lo que algunos arquitectos piensan sobre su labor hoy en día.

En ella, el autor nos propone una definición universal, refiriéndose a la producción general de lo arquitectónico; es decir, para que el producto del hacer sea arquitectónico, habría (o hay) que hacerlo como Alberti nos sugiere.

Y en ese sentido, no podemos cuestionarlo; eso era lo arquitectónico en su época: la obra donde el arquitecto mostraba su “gracia”, con el conocimiento de como ensamblar los materiales, adecuarlos de forma “hermosísima” a las necesidades “propias” de aquel entonces de la especie humana.

Pero incluso en ese contexto renacentista, no todo lo que era construido por y para los habitantes, fuera o no agente promotor un arquitecto, era considerado arquitectónico. Esta definición de arquitectura tiene una intención de discriminación de lo que se produce, con la intención de acotar la profesión. Parafraseando a Amos Rapoport, antropólogo y arquitecto polaco, eso que estamos acostumbrados a nombrar como historia y teoría de la arquitectura, evoca sus esfuerzos al estudio de monumentos, dejando de lado el contexto construido a su alrededor.

Es por esta razón que parece existir una separación entre la producción que propiamente se considera arquitectónica, aquella monumental y realizada comúnmente por “archistars”, y la producción general, la del ejército de arquitectos mortales (sean o no formados como tales), y aunque la producción de monumentos represente una ínfima e insignificante parte de la actividad constructora de cualquier época.

Pero, entonces, ¿realmente hay un sentido que trasciende en algunas edificaciones y en otras no? Un ejemplo, podría ser la casa Farnsworth, del idolatrado Mies Van der Rohe, la cual incluso ya cuenta con su propio juguete de colección; aunque podríamos recordar las quejas de su habitante, la señora Farnsworth, ante la imposibilidad de tener un mínimo de privacidad visual (aunque nadie la estuviera observando en "realidad").

Por el contrario, contemporáneo a Mies pero con menos fortuna, otro arquitecto, Don Erickson, conocido más por ser aprendiz de otra “vaca sagrada” (Frank Lloyd Wright) que por su producción en sí, proyectó, también en las cercanías de Chicago y en la década de los 50’s, su propia residencia, que hoy en día se encuentra en venta e incluso con una “jugosa” rebaja, en lugar de ser museo de visita obligada a todo aquel que goce de las producciones “más” arquitectónicas de la historia, como aquella otra ya mencionada.

Y si en cambio, esto lo comparamos con otro tipo de producción de objetos para habitación de la misma época y región, menos “hermosos”, “limpios”, “concienzudos” o “cuidados” en su forma y calidad material; producidos incluso de manera seriada o única, planificada por agentes que sean o no arquitectos, pasarán totalmente inadvertidas, o máximo, gozarán, recuperadas por alguna nostalgia cincuentera, una moda pasajera en nuestros tiempos "posmodernos".

Esta última manera de producir las viviendas, responde de principio y tomando como de mayor importancia, las condicionantes económicas, mientras que los autores de las primeras, toman como principio sus premisas estéticas, tomando las económicas o de uso, como secundarias.

Bajo los lineamientos de Alberti, alguno de los tres ejemplos pudiera no ser hermosísimo. También alguno pudiera no haber cumplido con las necesidades más propias de los seres humanos, como la de privacidad. Pudieran incluso no estar bien ensambladas, y ser propensas al desgaste prematuro. De ser así, dudosamente alguno de estos tres objetos sería arquitectónico.

Pero ese no es el caso.

Lo que aquí se quiere plantear, es que, como se ha comprobado a lo largo de la historia, difícilmente se pueden llegar a acuerdos sobre lo que debe ser lo arquitectónico o sobre cual es su sentido.

Esto es constatable en las múltiples definiciones sobre lo que es arquitectura, en donde han querido imponer su palabra arquitectos de renombre como los Albertis, los Le-Ducs, los Ruskins, los Lecorbus y demás personajes, pero que difícilmente se ha llegado a un acuerdo generalizado y duradero, producto tal vez del carácter temporal, perecedero e individual del proceso de producción de lo arquitectónico.

Por ello, se tienen un cúmulo de experimentaciones, de hipótesis sobre un mismo hecho, y dentro de ellas, se ponderan más algunas condicionantes que otras.

Como en los dos primeros ejemplos, el sentido de lo arquitectónico se funda en la asimilación de una teoría sobre la producción de lo arquitectónico: el modernismo. En cambio, y como una respuesta a la demanda específica de un modo de organización social, las segundas promueven la optimización de recursos y el bajo costo para cubrir, y sacar el provecho económico pertinente de los productores, de un sector de la población.

Pero las tres producciones, con mayor o menor fama, simpatía por parte de sus habitantes o menor calidad material, tienen un sentido.

Encontrarle sentido al sentido

El hecho de que no exista una única teoría de la arquitectura (o del diseño de lo arquitectónico), es un síntoma que expone las características de la producción, y que legitima la afirmación de que no existe un sentido exclusivamente arquitectónico. Es por eso, que se puede afirmar, que cada objeto producido para la habitación humana, es arquitectónico. {habría que cuestionarse ampliamente si el habitar es el sentido de lo arquitectónico, ya que este se escapa de las posibilidades de la profesión: el habitar es una condición que se ejecuta exclusivamente en la interacción humano-objeto, hecho que no se da hasta que el habitante habita el objeto}

Y la existencia de un sentido “de lo arquitectónico”, se funda en la individualidad de cada producción.
Tal vez esto no fue siempre argumento válido, y en épocas como la renacentista, de nuestro amigo Alberti, la acotada producción de lo arquitectónico, dirigida exclusivamente a los monumentos, podría contemplar una definición unívoca como la que expone en su tratado.

Eso era posible, en mayor o menor medida, por la existencia de una difusión pareja del conocimiento: cualquiera podía, con su limitantes obvias, edificarse una vivienda por sus propios conocimientos y medios productivos.

En cambio, el hecho de que pertenezcamos a un contexto social donde el conocimiento se otorga de manera especializada, y la división en clases sociales impide que todos puedan tener acceso a la misma cantidad de conocimiento, generó, que la labor del arquitecto, ya no se centrara exclusivamente en los monumentos o edificaciones de gran magnitud.

Esto, unido al hecho de que no todos los individuos tiene un conocimiento general sobre como proyectar o construir, provoca que el arquitecto participe de producciones que distan mucho de contemplar finalidades mayoritariamente estéticas.

Lo que pretendo argumentar con esta reflexión, es que además de haber cambiado el sentido de lo arquitectónico, (de lo limitado que era su campo productivo en tiempos pasados y con dirección a una masificación de la participación del ejercicio de los arquitectos, ha llevado, entre otros casos, a producciones deleznables en muchos sentidos), este no puede justificarse como una generalidad; el mismo proceso productivo no es aplicable a todos los casos.

Por lo tanto, la casa Farnsworth, producto de su proceso productivo único, es tan arquitectónica como las casas de los suburbios, o incluso menos, si la evaluamos desde la satisfacción que cada una otorga a sus habitantes, y que conste que ambas no satisfacen a sus usuarios, pero sólo una de ellas fue abandonada y repudiada por su habitante.

En otras palabras, la condición de arquitectónico no esta a discusión, por que lo que se produce es originado por un requerimiento cultural y no por una propuesta individual. Por lo tanto, es arquitectónico todo aquello que se edifique; el nivel de satisfacción, afiliaciones políticas, condiciones éticas o morales son indiferentes a su producción. Lo arquitectónico se produce o no. No es una condición que se le impregne al objeto mediante un proceso.

Entonces, el sentido de lo arquitectónico se funda en la individualidad de ese proceso. Cada producción se origina por condicionantes particulares, y que requieren de aproximaciones completamente distintas; estas pueden ser válidas en algunos contextos, pero totalmente carentes de sentido en otros.

Por eso, mientras en producciones como las de Casas Geo o Ara (criticables en muchos sentidos), donde el proceso en el que participan arquitectos, es incomprensible, reprobable y vomitivo para otros arquitectos, militantes de algunas tendencias productivas, por que “carece de sentido participativo”, cuando lo que sucede es que responde a condicionantes distintas, que se establecen como su razón de ser.

Es decir, lo arquitectónico no puede condicionar su propio sentido por sí mismo, por que este se lo otorgan las condicionantes productivas que lo originan. Sí lo que el medio cultural exige de la producción es una economía y optimización de sí misma, la producción no puede más que someterse a esa exigencia, por que ese es su sentido.

Es por eso que los arquitectos, como agentes productivos, no pueden cuestionar sus condicionantes culturales, ya que al fin y al cabo, son estas las que los generaron en principio. Si existen escenarios donde el arquitecto parece tener total control de lo que produce, finalmente es por que el contexto así se lo permite, o incluso, se lo exige.

A lo que si tiene derecho el arquitecto, es a elegir si participa o no de una producción específica.

Finalmente, hay mucho campo de expansión económica en el mundo de los taxis y los puestos de fritangas.

1 Alberti, Leon Battista. De re Aedificatoria. Ed. Akal. 1991

Bibliografía


Alberti, Leon Battista. De re Aedificatoria. Ed. Akal. 1991.


García Olvera, Héctor. De los primarios entendimientos del habitar, de la espacialidad habitable y el diseño arquitectónico. Julio 2010. Seminario de apoyo a la docencia. Fac. Arq. UNAM.


Rapoport, Amos. Vivienda y cultura. Trad. Conchita Diez de Espada. Ed. Gustavo Gili. 1972

4.30.2012

¿Quién diseña?


Aunque se acepte que lo diseñado, ya producido, maquilado, construido o edificado, no es el diseño, es necesario referirse a esa cotidiana significación que se le otorga a la palabra, para comprender donde se ubica lo que sí es producto de la acción de diseñar, y también cuestionarse quién(es) produce(n) el diseño. Quienes diseñan.

Si parto de la significación que dice que diseñar se refiere a la descripción o bosquejo (verbal, escrito, dibujado, tallado en piedra) de algo, tendría la pretensión de argumentar al diseño como una habilidad inherente a la condición humana; una acción que pretende planificar otra acción, que requiere de un plan, un proyecto a seguir para determinar algunos aspectos de una forma o figura de cualquier naturaleza; prefigurar eso que se pretende plasmar en la materia.

Entender el diseño de esta manera, puede hacer caer en el {supuesto} equivoco de buscar el sentido de la acción de diseñar, en el origen mismo de las estructuras cognitivas del ser humano, e incluso remontándonos a su condición animal 4. Es ahí donde se hubiera gestado el más básico ejercicio de diseño. Así el proceso diseño se sugiere como un mecanismo producto de la transformación y (des) evolución (o mutación) de las especies en el plano cognitivo (y en referencia directa a la acelerada y extraordaniaria transformación de la cognición humana).

Un mecanismo que brinda ventajas sobre otras especies, al permitir adelantarse a los resultados en base a la información que un contexto específico brinda.

Así, con estos argumentos como estandarte, todo cuanto sea planeado, es diseñado. [hacer referencia a los textos que argumentan sobre esto, en la pretensión de que todo cuanto se produce es diseñado]

La crítica a esta suposición de que el diseñar es “planear para una acción futura”, parte de su carácter primordialmente especulativo. Y es que si adoptamos esto como válido, el diseñar se caracteriza como el planear sobre cualquier cosa para actuar posteriormente, no requiriendo el uso de ninguna herramienta, además de la conciencia, y  prescindiendo de la comunicación de ello (aunque algunos argumentarán que el acto que produce, su producto, es comunicación, pero esto es posterior al acto de diseñar y no parte de él). En cuanto sea ejecutada una previsión en el plano del pensamiento, eso sería diseño.

Al contrario de esta postura, se puede partir de que el diseñar es una actividad específica, diferenciable de otras, esto partiendo de acotar la comprensión de su accionar. El hacer diseño, es un constructo, una actividad creada por la cultura humana para laborar en un determinado campo productivo, en base a unas determinadas herramientas y un lenguaje específico que le caracteriza.

Es un proceso que nada tendría que ver con el origen, ni de la producción de objetos para facilitar las actividades del ser humano ni la habilidad cognitiva de proyectar acciones futuras.

Entonces no todo ser humano diseña por el hecho de planificar alguna actividad, ejecutar algún plan, pensar una estrategia para hacer algo, o tener cierta habilidad para comprender lo que puede resultar en base a sus planes presentes para una situación futura. {esto parece producto de las mistificaciones del término, originadas por su alto poder de calificación: lo que se diseña es propenso a ser eficiente}

Toda actividad de prefigurar algo que todavía no es objeto material, que no utilice un específico lenguaje, que lo plasme en un documento y que lo comunique, queda fuera de la discusión de ser la acción de diseñar, y por lo tanto, su producto de ser diseño.

Esto no busca legitimar la actividad del diseño como condición de clase ni como exclusiva de algunos personajes; pero sí, establecer que aunque hay maneras que pueden ser consideradas como diseñar, por que obtienen un producto símil al de las actividades que utilizan al diseño como estandarte, estas no pueden ser consideradas como diseño, por que es a partir de ellas que se especializa la actividad. {¿no es cómo suponer que la recolección primitiva es lo mismo que la agricultura?}

Sí no, ¿cual es la razón de ser de las academias que instruyen el diseño? ¿Especializar lo ya especializado?

4 González Lobo, Carlos. Hacia una teoría del proyecto. Tesis Doctoral. 2007. Fac. Arquitectura. UNAM.

4.19.2012

Esto no significa diseño


diseñar.
(Del it. disegnare).
1. tr. Hacer un diseño.

diseño.
(Del it. disegno).
1. m. Traza o delineación de un edificio o de una figura.
2. m. Proyecto, plan. Diseño urbanístico
3. m. Concepción original de un objeto u obra destinados a la producción en serie. Diseño gráfico, de modas, industrial
4. m. Forma de cada uno de estos objetos. El diseño de esta silla es de inspiración modernista
5. m. Descripción o bosquejo verbal de algo.
6. m. Disposición de manchas, colores o dibujos que caracterizan exteriormente a diversos animales y plantas.


Comenzar con dos definiciones, dos acuerdos lingüísticos de la lengua española puede resultar simplista, pero es pertinente iniciar así la reflexión sobre el diseño para hacer referencia a lo ambiguo que resulta la significación de aquella palabra que atañe a todos los interesados en el polisémico y multi-productivo campo del diseño.

Este binomio de términos que encabezan este texto, hacen referencia a dos significados: acción y resultado. Una definición para el hacer y otra para lo materializado a partir de ella, es una intención que responde a la necesidad de establecer que el proceso no es el producto. La producción no es lo producido. Pero también hay que establecer que el hacer es lo que significa lo que hago, delimita mi acción y el producto de ello. Por eso la única manera de hacer un diseño, es diseñando.

En lo particular, el término diseñar, acota una acción que produce y que se puede diferenciar de otras. Y aunque la definición básica del diccionario cataloga la acción de diseñar, de una manera un tanto tautológica, eso es: hacer diseño. Y no hacer cosas, objetos dibujos, representaciones. [o salvar al mundo]. 

¿El resultado de diseñar no es entonces, un objeto, o dibujo o lo que se le quiera achacar? Si nos remitimos a la más básica de las lógicas, la diseñar se ubicaría en una etapa previa, como la tentativa formal de un objeto material (pero a manera de representación); el objeto material entonces, no es producto de la acción directa de diseñar; ¿por que sucede con tanta facilidad que se transfieran autorías? [¿El arquitecto es el autor de la arquitectura?]

En contraparte, el otro término, diseño, la definición sugiere que se aproxima al significado del término dibujo: a lo trazado, plasmado; como si la materia tangible del diseño se encontrara en la representación, en la imagen de ello. Lo que sí es discernible, es que el diseño, se refiere a algo con existencia, independiente e individual, y que en relación con el objeto, es previo a su producción de este último, aunque es a él al que se refiere.

Aunque también esa existencia plantea la pregunta, ¿que características engloba algo para ser considerado como diseño? ¿cómo puedo decir que esto es diseño, y esto no, si al parecer se confunden las herramientas para su comunicación con el producto  y a su vez con la acción?

Es en base a esa doble tendencia de la definición de una acción y de un producto,  que podríamos aceptar como válida, al menos parcialmente en cuanto a la significación, que el diseño, se refiere analógicamente a dos cosas: a lo diseñado, como lo que se produce resultado de la fabricación material; y simultáneamente, hace referencia a la acción de diseñar, como el acto que ejecuta el que diseña.

Buscando una construcción lógica, un orden en las ideas, se acepta que el diseño como tal no tiene representación ni tangible ni material; que diseño, se refiere a un proceso, un forjado que se da a través de la construcción imágenes representativas, concatenadas para especificar algunas características formales de un objeto que se quiere producir. Es entonces un proceso, y no tiene representación física ni material.

Diseñar-diseño, forman un binomio en donde diseñar, se refiere a la ejecución de un proceso de diseño. Y que de ello no se obtendrá nada que se pueda nombrar como diseño, sino un cúmulo de documentos que comunican una intención, pero que nunca se constituyen como la representación del diseño; son, correctamente, la aproximación a la representación de un objeto que todavía no existe.

Aceptando las limitaciones de la palabra y de la imagen, se puede acordar entonces, que el diseño y lo diseñado no son lo mismo; que el diseño específico sólo puede ser presentado como “el diseño de algo” y que generalmente esto se refiere al uso de herramientas que representan, como por ejemplo en la producción arquitectónica, un conjunto de planos o “el proyecto”, que sirve para ejecutar una serie de instrucciones en la acción constructiva o edificante.

El diseño es un ejercicio que se puede catalogar de “ensayo”; es más práctico y eficiente, primero plantear “algo” que se quiera producir, como imaginario, y luego hacerlo o producirlo en la materia, para reducir la posibilidad de un error de ejecución que repercuta en la viabilidad práctica y económica de su producción

Así, la imagen de unos planos de la casa-estudio de Luis Barragán, conocidísimo mexicano promotor de la edificación (Fig.1 Fig. 2), que es una representación (tal vez posterior  al objeto ya construido en este caso) producto probablemente de un ejercicio de diseño, no es equivalente a la casa en sí, representada por una imagen de la misma (Fig. 3), que a su vez tampoco es el diseño de la casa, ni la casa.

Esto se traduce en un planteamiento sobre como conocer sobre el diseño: como una producción separada, diferenciada a la del objeto. Abordado así, la intención del diseño no se centra en lo diseñado, sino en reflexionar sobre las implicaciones de la acción de diseñar como un proceso encaminado a producir por sí misma, una prefiguración, que ya es producto, de aquello que requiere que algunos aspectos de la forma material sean definidos para su producción “material”. [Algunas reflexiones: cuál será entonces el sentido de lo arquitectónico? ¿el diseño de lo arquitectónico tiene ya valor antes de lo arquitectónico edificado? O es sólo en función de ello? ¿Cómo repercute el entendimiento de ello en el ejercicio de la enseñanza del diseño arquitectónico?]

3.23.2012

Estrategia y Diseño


DE LA ESTRATEGIA COMO UNA MANERA DE HACER: EN LA PRODUCCIÓN DEL DISEÑO

¿Cómo se entiende la idea de estrategia y el papel del estratega en está?

De principio, creo idóneo como en la mayoría de los ensayos que se han realizado en el seminario plantear los alcances y limites en este ensayo; de inicio se pretende un acercamiento a la idea de estrategia; partiendo de este entendimiento generar las posibles relaciones a la producción del diseño.

De esta manera, podemos partir en la búsqueda del concepto de estrategia, este surge del griego strategos, que significa el conductor del ejército, por otro lado la RAE[1] nos dice “arte de dirigir las operaciones militares”; de estas definiciones podemos observar su origen bélico; por el mismo sentido nos dice Zimmermann que es “la sistemática planificación y ejecución de una acción de guerra con el fin de vencer al adversario, valiéndose para ello de los medios disponibles”[2].

Esta concepción de la estrategia como la idea de un guion para derrotar a un enemigo en la guerra o como actualmente se utiliza en cualquier competencia, como puede ser deportiva o en el mercado de las producciones; en la cual siempre se podrá observar en cualquier escenario un actor particular que funge como líder, el estratega.

Ahora mismo la estrategia inspira en ámbitos ajenos a la milicia a empresarios, mercadologos, administradores, ha generar planes de trabajo para competir en el mercado empresarial en la actual manera de producción; estos actores que ejercen de líderes, saben de la importancia de generar una buena estrategia, tan es así, que un documento que tiene más de mil quinientos años de antigüedad El arte de la guerra de Sun Tzu sigue siendo parte de las lecturas importantes para entender cómo manejarse en el mercado competitivo, este escrito que se dice inspiro a Napoleón y a Maquiavelo entre otros líderes ideológicos y militares.

Así pues, podemos observar como en la guerra y en otras actividades, el estratega; intenta plantear una línea seguir, un plan, una visión del hacer; pero siempre a sabiendas de que en determinado momento o en determinada toma de decisión ya no estará en sus manos la ejecución, se encuentra con la incertidumbre; aspectos que en la estrategia se pueden atender, como en la guerra por ejemplo, las decisiones menores quedan en el grupo de soldados que están combatiendo; así como las condiciones de su contexto y donde la misma estrategia del enemigo también entra en juego.

Pero de esta idea general de lo que puede ser una estrategia y del estratega como personaje que lleva esta acción de generar tal; ahora surge otra inquietud cómo es que se genera una estrategia.

En varios documentos derivados del planteamiento de estrategias, se observa la mención a una cualidad que debe de tener el generador de estas; que aunque parece una redundancia, es como se le conoce, nos dicen es el lograr un pensamiento estratégico; así a partir de esta cualidad comprender y tener claridad para poder crear una estrategia. Pero qué es esto llamado pensamiento estratégico.

El pensamiento estratégico, se ha planteado como las ideas de donde estoy ahora y hacia donde quiero ir; es un entender el contexto en el que se actúa y bajo el entendimiento de este, plantear la meta hacia donde se quiere llegar; de esta manera, a partir de estos supuestos se planifica como poder llegar a la meta que se ha planteado.

Así pues, sobre el pensamiento estratégico Zimmermann[3], nos hacia la observación que para poder generar un pensamiento estratégico, uno tiene que tener siempre en mente el fin o designio, saber con qué medios, realizando que acciones y a partir de esto generar un proyecto o un diseño. De esta manera, teniendo siempre en cuenta estas cuatro variables, se podría generar un pensamiento estratégico.

Con esto la estrategia, se podría decir que es planificar como llegar a un fin, se puede entender como el tener un proyecto sobre la manera de actuar en alguna situación específica, siempre teniendo presente la meta a la que se aspira. Sobre esta planificación y sobre la idea de lograr proyectar una estrategia, existen varias herramientas que surgen en los campos de la administración y en otras del ámbito económico productivo, para poder lograr plantearla.

De esta manera, existen diferentes formas de abordar la idea de generar una estrategia, Zimmermann en su documento “Del diseño”, en el subtema final llamado “Diseño y estrategia”[4], nos menciona en base a un ejemplo de una multicitada guerra entre atenienses y persas cual fue la estrategia de los primeros para evitar la invasión del imperio persa a tierras griegas.

En esta historia nos plantea que para lograr dicha victoria el estratega griego debió de tomar en cuenta diversos aspectos básicos para generar esta proyección, nos dice que debió de tener un conocimiento general de la situación[5], con estos aspectos realizar una evaluación del conocimiento, y por último generar el proyecto con el cual planteaba lograr la meta de vencer a sus enemigos y evitar la invasión del imperio persa.

Esta interpretación de Zimmermann, que la infiere a la manera de abordar un proyecto de guerra, parece que puede llegar a ser una síntesis de pasos aplicables a otros ámbitos, no necesariamente los bélicos, como lo plantea el autor. Estos podemos entenderlo como momentos de entendimiento al abordar un problema, que en este caso podría ser alguno referido al diseño.


Ahora mismo, surgen algunas ideas que generan más dudas sobre la relación del diseño con la generación de estrategias; de cómo esta puede ser utilizada en diversas formas dentro del ámbito del diseño de lo arquitectónico; se puede pensar en varias situaciones en que se necesita generar una manera de actuar proyectiva al hablar de diseño.

Podríamos decir que al generar una estrategia y relacionarla con el diseño, probablemente surjan una inmensa diversidad de estrategias; las cuales las separaría su fin al que se pretende llegar. Podríamos poner como ejemplo algunas, como puede ser generar una estrategia para enseñar el diseño, una estrategia de venta del diseño, una estrategia para concertar acuerdos con el cliente o demandante de algún diseño, así como una estrategia dentro del proceso del diseño para que la forma del objeto arquitectónico pueda llegar a satisfacer el modo de habitar del supuesto habitador, pero ¿cómo crear una estrategia tal, que sea capaz de que esto pueda suceder?

La estrategia en el proceso del diseño.

El diseño como proceso, puede llegar a parecer un actuar muy similar a lo que se genera en una estrategia; ya que al momento de diseñar o de generar una estrategia, nos enfrentamos a un problema al cual se intenta dar solución, para lo cual se conocen los requerimientos y condicionantes, se analizan y con ello se genera un proyecto, una propuesta que en el diseño seria la forma de algún objeto, con el cual se pretendería satisfacer, alguna demanda del cliente.

En el diseño de lo arquitectónico se podría decir, que en el proyecto se genera una propuesta formal de un objeto arquitectónico, en la que se plantea a partir de esta forma una propuesta de habitar este objeto, claro que esta propuesta de habitar, solo se basa en un entendimiento de la relación del habitador y el objeto, dejando a un lado los demás aspectos que están dentro del habitar; esto lo podríamos entender como la finalidad o meta del diseño.

Al igual que el estratega, el diseñador deberá de tener siempre en cuenta su finalidad para poder llegar a cumplir los requerimientos del proyecto que en este caso es diseñar. ¿Pero será que el diseñador es un estratega?

Nos dice Luis Rodríguez Morales en su documento Diseño, estrategia y táctica[6], que el diseñador no es un estratega por naturaleza, se tiene que hacer; ya que cree que es necesario, que el diseñador no solo genere la forma de los objetos (hacer), sino pensar estrategias de cómo puede llegar a ser la relación con estos objetos, esto pensando en los posibles escenarios que puedan llegar a generarse.

Así pues, podemos entender lo dicho por Rodríguez Morales sobre el diseño, como que a veces la reflexión del diseñador sobre la información que se tiene no es la más adecuada, el entendimiento de las condicionantes y requerimientos, no llega a ser el suficiente al no entender la incertidumbre que llega a generarse entre una propuesta y la realidad. Esto se puede pensar debido que aunque la finalidad de la producción del diseño es generar una propuesta formal que se exprese en imágenes, el diseñador para poder llegar a esta determinada forma debió de pensar y reflexionar, esto como un ejercicio estratégico en el diseño.

Pero cómo evaluar la pertinencia de la propuesta formal a la que se llega en el proceso del diseño, el mismo Rodríguez Morales, nos comenta que una manera de anular las incertidumbres y poder tomar decisiones sobre la pertinencia de la propuesta, es adecuado, generar posibles escenarios, además de una constante evaluación de la propuesta en todo el proceso de diseño, para lo cual nos muestra algunas técnicas, que surgen en el ámbito de la administración de empresas[7]. De esta manera lo que se busca es integrar estrategias de análisis en el diseño, en busca de poder generar un diseño en base a posibles certidumbres.

Por otro lado, el Maestro Héctor García Olvera, en su documento denominado De los conceptos de estrategia y la práctica proyectual[8], donde se nos plantea la idea de que la estrategia en la actividad del diseño, se puede observar en lo que él denomina las militancias, es decir pertenecer a una determinada corriente de creencias de cómo se debe de proceder en la actividad de diseñar.

Es decir, que en la postura del diseñador, se observa la estrategia que se cree la adecuada, para poder responder a los requerimientos a los cuales debe de responder la propuesta formal, así pues, podríamos decir que lo entendido como diseño participativo o el diseño sustentable, es una estrategia para poder llegar a la propuesta que se cree la adecuada, además que bajo estas creencias de la manera de proceder en estas corrientes, se llegan a desaparecer las incertidumbres con las cuales se procede o al menos es lo que cree el diseñador.

Así pues, podemos terminar este pequeño ensayo, con la reflexión, de que existen vínculos entre el proceso del diseño y la estrategia, además de que  se pueden observar  el aporte de esta ultima al trabajo del diseñador; pero las cuales solo él puede decidir que tanto el pensamiento estratégico le puede ser útil y esta reflexión solo se puede lograr en el pensar que es lo que se hace en el diseño y cómo se hace esto de diseñar.
Gracias.


Arq. García Macías Miguel A.
Ciudad de México, D. F. jueves 22 de marzo del 2012.
Taller de investigación IV, Maestría en arquitectura, UNAM.


[1] Véase www.rae.es
[2] Véase Zimmermann, Yves, Del diseño, “Diseño y estrategia”, pp161-162, GG, Barcelona, 1998.
[3] Ibídem 157-163
[4] Ídem.
[5] Al menos en la situación bélica, Zimmermann nos plantea que el conocimiento general de la situación era conocer diversos aspectos como son: el enemigo, las condiciones geográficas, el tiempo y el estado anímico de los dos ejércitos.
[6] Véase Rodríguez, Luis, Diseño estrategia y tácticas, “Diseño y estrategia”, pp79, Siglo XXI, México, 2010.
[7] Nos muestra como el análisis FODA, puede apoyar a tomar decisiones, sobre la pertinencia de las propuestas, este se basa en generar una lista de las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas, sobre lo que se está evaluando.
[8] Véase García Olvera, Héctor, De los conceptos de estrategia y la practica proyectual, Documentación propedéutico del campo de diseño 2010, maestría de arquitectura UNAM, México, 2008.

2.28.2012

Uno se pregunta como preguntar...


Si de algo ha servido el tortuoso viaje por el posgrado del encantado CU, poseído por el espíritu de tantos comparsas, de tantos rebeldes y revoltosos, ha sido el aprender a preguntar. El preguntarse como preguntar, diría mi estimado maestro Héctor García Olvera, con un tono sarcástico que casi parecería burla.

Pero la cuestión no tiene nada de sarcástico. Sin más, hacemos preguntas buscando respuestas que no existen. Es por eso la importancia de saber cómo preguntar, a quién, desde dónde y para qué. Y eso es una máxima no sólo para el investigador, sino para el "preguntador" cotidiano. 

Al inicio de este sendero de posgrado académico, elaboraba preguntas al azar, como sugiriendo que yo tenía la respuesta. Obviamente nunca es así. Sí, tengo parte de la respuesta, eso es inherente al ejercicio dubitativo: si hacemos una pregunta, es por que sabemos (o queremos que por ahí llegue) la posible respuesta, aunque esta resulte en otra pregunta. (De eso, ¿no hay duda?)

Entonces es básico comprender que el hacer de las preguntas, siempre tiene una raíz de certeza (aunque sea equívoca). Esto aplica desde el intrincado ejercicio de la investigación, donde las preguntas se encuentran encaminadas a resolver cuestiones que requieren de más cuestiones, tantas que se convierten en libracos de cientos de páginas; o hasta preguntas sencillas para iniciar la conversación, como un simple ¿cómo estás?, utilizado para romper el hielo y elaborar pláticas más intrincadas. 

También es común la formulación de preguntas con una respuesta ya dada, aunque no sean la que buscamos: ¿Es el diseño un proceso productivo? La respuesta básicamente sería un rotundo sí o no; en cualquiera de los casos, la respuesta es irrefutable: la pregunta así lo requiere. 

En otras ocasiones, la pregunta puede implicar una elaboración más extensa, pero igual de truculenta: ¿Qué es el diseño? A lo que se pudiera responder que es una acción institucionalizada, una práctica encaminada a la prefiguración de un objeto que aún no ha sido fabricado. En este caso, el resultado es el mismo: ¿Cómo refutarlo? No es posible, esto se constituye como una definición, y en esos términos no tiene negación (ni argumento que lo sustente).

El encadenamiento lógico de las preguntas debe surgir desde la construcción de un argumento (y no suponerlo como ya dado). Un comienzo podría ser el preguntarse: ¿Cómo es el diseño? ¿Desde donde argumento? ¿Qué de él pienso conocer? ¿Desde que argumentos? Esto generaría la elaboración de un argumento, y aunque al final tendremos un solo discurso sobre el diseño, no será sin base alguna; se sustentará desde una justificación donde la postura es válida. 

Desde ahí, es posible construir otras preguntas, buscando explicar algún elemento más especifico de lo extenso (en este contexto, el diseño), y ya con un discurso que explica de "una" manera, desde ahí plantear otra pregunta derivada: ¿Es el producto del diseño una producción por sí sola? Por poner un ejemplo. La investigación entonces se concatena como una serie de preguntas relacionadas pero independientes, que aisladas carecen de justificación y pueden presentar contradicción. 


Entonces, ¿Cómo pregunto cómo preguntar?


12.21.2011

Star Trek (Revisited)



Parte 1




Parte 2



Una breve parodia a una de mis series favoritas de niño, este trabajo fue realizado como entrega a uno de los cursos impartidos en la maestría de arquitectura de la UNAM, referente al seminario de Cinematografía y PUAC, impartido por la Dra. Consuelo Farías... en dicho vídeo se hace un brevisimo (pero brevisimo) análisis, a una de las estaciones del metro de la ciudad de México, la cual es San Lázaro, en el cual se trata de hacer mención hacia los múltiples flujos encontrados en dicha conexión urbana-arquitectónica, y su incapacidad para responder a las necesidades de los usuarios de este transporte publico, que en su momento fue de avanzada, pero que contemporáneamente ha quedado superada, por lo que es el monstruo densifico de la misma ciudad...

Espero les haya gustado y por lo menos les haya sacado una breve sonrisa, que fue otra de las intenciones en la realización de este vídeo...

Namaste!

12.16.2011

¡Herramienta!

Me tope por allí, con este pequeño vídeo que explica la fabricación de los lapices Staedtler, personalmente me encantan esos vídeos tipo Koyaanisqatsi, donde a los procesos de producción (o actuación) se les da un toque casi biológico y natural, y se observa como todo va encajando perfectamente... Con respecto a los lapices, seguro más de uno, si se quiere decir a si mismo: "Arquitecto" (lo que sea que esto signifique), lo ha usado, para dibujar, no para diseñar, que no son lo mismo (y hago la invitación a los demás participantes de este intento de blog a tratar de apuntar o señalar las diferencias entre ambos términos...). Sin más los dejo, con el pequeño videito, y espero que los deleite igual que como lo hizo conmigo... (Como recomendación final, les sugiero ponerle mute, al vídeo para no escuchar a la señora, y en cambio,  acompañarlo con música del buen Philip Glass...



Fascinante la creación de lo que es un simple lápiz...

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Por cierto, algo que debería considerarse un sacrilegio, una ofensa, una calumnia, una mentada de madre, pues, para un (supuesto) blog de arquitectura como lo intenta ser éste, es el haber pasado por alto el cumpleaños de uno de los grandes (en todo el sentido de la palabra) arquitectos contemporáneos, Oscar Niemeyer, quien ayer, cumplió la centenaria suma de 104 años... que por supuesto no deben ser difíciles de cumplir al tener la promesa de continuar observando esto en las playas brasileñas...



Niemeyer nos ha legado una gran cantidad de obras de gran calidad, como por ejemplo lo podrían ser:


El ojo de Horus (el que todo lo ve):




El OVNI:




La cosa esa:




La corona de espinas:




La lengua de los Rolling Stones:




El ojo de Horus (otra vez):




La mano de Elvis Christ (con la captsup incluida):




¡Entre muchas otras más!


Si ya se, soy un irrespetuoso, pero bueno, si blasfemo con dios (si, con "d" minuscula), por qué no hacerlo con el buen Niemeyer...

Feliz cumpleaños Niemeyer, si algo te admiro es tu capacidad para vencer a la muerte (por ahora), espero vivir la misma o una mayor cantidad de años que tu...

¡Felicidades!

12.14.2011

Imperceptibles...





El problema con nosotros y el universo, no es que seamos insignificantes... si no que, más bien... somos imperceptibles...



La diferencia entre lo insignificante y lo imperceptible, es: una hormiga, en un hormiguero, puede significarte algo... puede significarte un terror y una lastima matarla, o te puede ser indiferente, puedes pisarla y seguir caminando sin ningún remordimiento, de cualquier manera te significaría algo, o la ausencia de ese algo...

Lo imperceptible es aquello de lo que ni siquiera das cuenta... aquello que no percibes... aquello que nunca pasa por tu cabeza... aquello de lo que ni siquiera das por hecho... lo imperceptible, es, en un sentido relativo, inexistente...



Como nosotros con el universo...


Así que, por qué dejar atrás todos esos miedos y preocupaciones, todo lo que te atormenta, todo lo que no te deja sentir, pensar, decir, hacer, y que verdaderamente quieres lograr... por qué no disfrutar del pequeño instante de vida que este maravilloso universo te ha regalado, y dejar de preocuparse por todo... y so(ó)lo vives... así, como eres, imperceptible... Porque finalmente, lo que hagas o lo que dejes de hacer, no cambiara en nada, toda la extraordinaria maquinaria universal, todo va a seguir su curso, tal cual, y finalmente, cuando estés muriendo, por fin te darás cuenta, de que no vale la pena molestarse tanto, si sólo estamos de paso... así que por qué no so(ó)lo vives... así, como eres, imperceptible...



Pero feliz...









11.27.2011

Creo que todo ha sido una ficción...

Desde una ventana que me atormenta con su luz cambiante y cegadora, encuentro lo generativo de la vida. No hay dolor ni pena en esta habitación podrida. Sólo el encuentro de mi ser con el modo en que creamos el mundo. Ya no hay dudas sobre ello, todo esta determinado, todo es producto de el algoritmo. Pero está tan oculto, tan bellamente maquillado, que no lo percibimos con nuestros primitivos sentidos, con nuestro rudimentario cerebro. Sólo somos parte de un mecanismo que nos utiliza como piezas sin razonamiento. Y aunque nos demos cuenta de ello, el mismo mecanismo nos enamora, nos deleita, nos pervierte. Y estamos en él, como hormigas sin voluntad, esperando la monstruosa lupa que venga a quemarnos con un rayo de luz concentrada.

Somos tan simples como el más nimio de los insectos; no importa que tan instruidos seamos, que tan perspicaces o que se nos catalogue de inteligentes. Hay un momento, una situación, que lo cambia todo. Sucumbimos ante nuestras reacciones químicas, ante lo que nos ordenan nuestros deseos más instintivos. Es ahí donde estamos de frente a nuestra insignificancia, a nuestra poca voluntad o la falsedad de nuestros conocimientos, de nuestro compromiso. Somos abejas, buscando polen y clavando aguijones suicidas a quien creemos nos va a lastimar, construyendo nuestras colmenas igual que hace miles de años, que no han cambiado por más que las adornemos.

Y mientras buscamos explicarnos esta complicación, no nos percatamos que también somos parte de ella. Encontramos datos, creamos dibujos que significan sólo una parte de la realidad, les damos valores y contamos cadáveres. Si hubiera una forma de representar aquello que jamás ha sido representado, tal vez encontraríamos la explicación, nuestra explicación.

Y mientras tanto, yo, la ficción, el mito, la mentira, sólo busco quien me crea. Busco ver con las manos, sentir con los ojos, escuchar con la lengua y oler con el oído, encontrar lo extraño en lo cotidiano. Te busco a ti, incauto. A ti, que lees estas palabras, que te confunden, que te significan un carajo o que te lo significan todo.

Créeme, por favor, o simplemente moriré en el olvido.

11.17.2011

Sinestesia "arquitectónica"




Sócrates
Que sucede, ¿por que estas ahí? Sentado, sin moverte. Sólo miras ese papel que tienes en la mano.

Arquitecto F
No lo miro, lo escucho. Escucho mis pisadas sobre un camino de grava, ese que imagine tanto tiempo en el ayer. Escucho el sonido de la puerta crujir, del agua hervir. Y también escucho los muros, esos que construí con tanta insistencia, y que ahora se derrumban ante mi en este papel.

Sócrates
¿Como es posible que escuches cuando miras? No será, que te basas en el recuerdo de lo imaginado y lo que te representa ese mugroso pedazo de papel.

Arquitecto F
No lo creo. En mi todo eso que te parece absurdo, es como percibirlo, como estar ahí. No se si tenga que ver con todos esos años que me la pase imaginando cosas que nunca se construirían, pero hoy tengo la posibilidad de escuchar este trozo, mugroso como dices, de papel.

Sócrates
¿Y que mas puedes percibir?

Arquitecto F
El sabor. Pruebo la exquisitez de esas albóndigas con caldo y arroz, de aquel pollo con crema de chile poblano. Y todo esta ahí, adherido a estas imaginarias paredes, a esta cocina que nunca se construirá, a ese bello comedor que nunca tendré derecho de habitar.

Sócrates
Se me hace sumamente increíble que te sea tan fácil pasar el tiempo pensando en algo que nunca fue, que nunca ha sido, que nunca será. Y mas increíble se me hace el creer que puedes escuchar y probar, a través de los ojos. Por que eso es lo que me estas diciendo.
Arquitecto F
No sólo eso. Puedo sentir a través de los ojos. Puedo verme con calor en una tarde de verano en mi habitación. Siento el agua tocar mi espalda en la regadera, y la temperatura agradable de primavera en el gran pasillo empedrado del acceso.

Sócrates
Pero ¿no piensas que al estar ahí, sentado, imaginando que lo imaginario existe, que lo escuchas, que lo pruebas, que lo sientes, te separas de la percepción tangible, esa que compartes con todos los demás humanos?

Arquitecto F
No. Esto se volvió tan vívido, tan variado y tan perceptible que se erige como mi realidad, como la manera en que me relaciono con los humanos. Fuera de mi imaginación, todo es tan irreal. Lo aborrezco. Prefiero las sensaciones que me produce mi pequeña casa imaginaria, aunque sé, que solo soy yo y mis pensamientos.

11.07.2011

La ventana




Me desperté con el pensamiento de que sería un día como cualquier otro; tenía apetito de rutina. Nada más distante de lo que me esperaba. Ahí estaba esa maldita ventana de nuevo, donde no debiera. Esto ya es tan común que no se por que me molesto tanto. Al abrir los ojos supe que algo no estaba bien, simplemente la luz incidía de una manera extraña. Esto ya me había pasado hace algunos años, pero ahora es cosa de todos los días.

El hecho es que la ventana no está donde solía estarlo; ahora se encuentra a mi lado derecho, cuando toda la vida ha estado al izquierdo. La puerta también se ha movido, como burlándose de mí, recordándome que al parecer ya no tengo memoria. Lo curioso es sin duda, que cada mínimo detalle, cada sencillo objeto es tal como lo recuerdo: está mi pequeño cactus, los retratos de esa mujer que tanto significa para mí y el libro que comencé a leer la semana pasada.

Es sólo que los muros, la puerta, la ventana y la colocación de todo no concuerda. Son los mismos muros, los mismos colores, los mismos objetos, la misma puerta y la misma ventana, pero nada está donde debería. Siento como si mi vida se reconstruyera a diario. No puedo encontrar las cosas cuando lo deseo, e incluso si lo hago, están en lugares donde no me gusta que estén.

Como quisiera que esto cediera, que las cosas dejaran de moverse. Recuperar los pequeños detalles de mi vida y no despertar día con día en lugares que no recuerdo. Ya no soy el habitante de estas paredes, de esta ventana. Soy su simple usuario, que consume la habitación sin voluntad alguna. Ya no me identifico con este lugar.

Por lo menos tengo el consuelo de que aunque todo se genera aleatoriamente, yo y los objetos que me poseen somos constantes: todo se mueve, pero nunca falta nada. Pero a pesar de saber que no pierdo mis objetos a diario, es tan difícil saber quien soy en estos días.

10.21.2011

History is...

¿Qué?....... Sobre el paradigma de la sustentabilidad

“Sólo cuando se cambia de enfoque se descubre algo importante…”
[Alexander Mitscherlich]

Hoy en día, vivimos una era de comunicación avasallante, en la cual es muy difícil, no darse cuenta de lo que acontece a nuestro alrededor. En este sentido, resulta común escuchar en diversos ámbitos de nuestra cotidianidad, la palabra sustentable o sostenible.

Pero, ¿Qué significa esta expresión?, y ¿Qué mensaje nos quiere transmitir? En principio, la sustentabilidad podría parecer un término bastante sencillo de comprender, sin embargo, es algo que necesita de una atención por demás cuidadosa y reflexiva.

El primer acercamiento, es la expresión que define a la sustentabilidad como el “Satisfacer las necesidades y las esperanzas del presente, sin comprometer la capacidad de satisfacer las del futuro” empleada en el informe "Nuestro futuro común" que la ex primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, dirigió por encargo de las Naciones Unidas en 1987, y que fue uno de los pilares conceptuales de la Cumbre de Río de 1992. La sustentabilidad se trata entonces, de la construcción de un nuevo paradigma, la necesidad de procesos creativos que utilicen herramientas analíticas, acordes a un nuevo orden ambiental en el planeta.

El “paradigma sustentable”, como algo significante de la crisis ambiental, trata de desentrañar los conflictos en la relación naturaleza-sociedad. Hace referencia al tema de nuestro tiempo, de lo que está por venir, y con ello claro, la respuesta que adopta la cultura moderna en diversos círculos productores, como el de la tecnología, la economía (el marco en que nace) y por supuesto algo que me ocupa al igual que a varios participantes del blog, la ARQUITECTURA.

De este modo, la problemática en el tema de “lo sustentable”, más que dirigirse a un solo orden cognoscitivo, es encaminado a ejercer una intervención transdisciplinaria, en donde las diferentes ramas puedan formular preguntas conductoras que desplieguen un análisis más elaborado en la conformación de la hipótesis del problema.

En este sentido, la arquitectura y por ende el diseño arquitectónico, tiene un compromiso más fuerte, (y no es que no lo haya tenido antes) de poner atención en las variables de orden ecológico, social y económico, determinantes en la transformación del contexto sustentable.

El papel que debe afrontar el arquitecto tal vez, es el de considerar los escenarios de la cotidianidad, ayudado no en todos los casos por el uso de tecnologías para resolver problemas actuales, definir las metas a futuro, teniendo en cuenta como aspectos fundamentales, la salud física y mental del individuo, su entorno social y ambiental. Adentrase en este tema resulta fascinante y es motivo de importante consideración por parte de las ciencias de Innovación y Diseño.

Grupos sociales en general, científicos, intelectuales, organizaciones no gubernamentales e instituciones internacionales de cooperación, han sido responsables de impulsar estas medidas que impactan en la conciencia humana y toman eco cada vez más, a lo largo y ancho de todas las regiones del mundo.

El término sustentabilidad puede referirse a varias cosas: a un sistema de agricultura, a la recolección de madera y los productos del bosque, a como nos deshacemos de desperdicios humanos, como manejamos un programa de salud, o hasta como un hogar o una nación maneja su propia economía. En cada situación la pregunta es la misma, ¿podemos seguir haciendo lo que estamos haciendo, de la misma forma, para siempre?

Que el sistema sea sustentable en un área no significa que lo será en otras. Cada comunidad, cada zona, cada industria, tendrá que examinar con mucho cuidado sus propios métodos y decidir conscientemente si son sustentables o no. Para muchos autores, lo Sustentable actual es un marco de referencia que nos indica, observar la acción humana, en el momento de su tiempo, en su cultura, en su lugar.

La planeación vista como el proceso a través del cual, se analiza la situación presente (dónde estamos), se establecen objetivos (dónde queremos llegar), y se definen las estrategias y cursos de acción (cómo vamos a llegar), debe sugerir la constante revisión de la practica arquitectónica.

El futuro sustentable, citando al arquitecto argentino Rubén Pesci,
"...requiere la duración, el juego repetido, la responsabilidad del día siguiente. En esta situación solo las estrategias cooperativas permiten jugar con resultados positivos. Nuestro presente nos pide un comportamiento paradojal, nos pide ciudades en un mundo que nunca fue tan metropolitano, nos pide cambiar para dejar de cambiar todos los días, nos pide amar al otro en un mundo buenazo en el cual debemos sufrir el amor desde la obligación, nos pide un erotismo poético en un mundo inundado de pornografía transgresiva."
Parte de este breve texto, es referido en el trabajo que he estado desarrollando, en el taller de investigación de la maestría, y del cual compartiré más adelante, algunos otros temas. Para finalizar esta participación, me gustaría señalar, que el entendimiento que se tenga sobre este tema es muy amplio y que se construye día a día, mediante las reflexiones, críticas y saberes que tengamos todos al respecto. Pero que sin duda, cada vez que hablemos sobre ello, o cualquier otro tema, se aporta en gran medida, a la comprensión de nuestra práctica arquitectónica.

Gracias por brindarle a esta publicación parte de su tiempo.

Arq. Luis Miguel Alvarez Espinosa